Menuda sorpresa se han debido llevar las cigüeñas que, adelantándose tres meses al tiempo que marca el refranero tradicional, revoloteaban de nuevo el cielo aguilarense el pasado mes de octubre buscando el emplazamiento de su antiguo nido situado en lo más alto de la Torre del Reloj.
Con buen criterio, y tal como se pidió con una Foto-Denuncia desde este periódico, el Ayuntamiento había retirado previamente la mole de forraje y excrementos que conformaba la morada de las cigüeñas, con muchos kilos de peso, que sin duda estaba produciendo un evidente daño al monumento.
Como era de esperar, ya que no se había tomado ninguna medida que lo evitase, las cigüeñas han anidado de nuevo en la Torre, con lo que de nada ha servido el trabajo realizado. No sabemos si el Ayuntamiento contaba ya con esta contrariedad, y tiene determinado permitir la presencia temporal de estos animales, retirando todos los años el nido, lo que conlleva un gasto anual y un riego de daños. O por el contrario no ha encontrado alternativa para la ubicación de un nido portátil que, por lógica, podría ser la solución factible a esta situación.
En cualquier caso creemos que la medida idónea a tomar debe compaginar la presencia de estas entrañables aves y la conservación de nuestro patrimonio histórico- artístico.