Varios accidentes sufridos por personas mayores han obligado a acondicionar nuevamente uno de los pasos elevados colocados en el perímetro del Llano de las Coronadas. Este hecho pone de relieve una circunstancia que podríamos calificar, al menos, de sorprendente, si reparamos en que son seis o siete los elementos de estas características instalados en un espacio cuya longitud lineal no llegará a los doscientos metros.
Posiblemente sin saberlo hemos batido un record guiness que sería interesante registrar en el famoso libro, aunque solo sea para darnos publicidad. Alguien debería de aplicar algo de sensatez a esta cuestión, ya que de seguir así acabaremos por hacer intransitables nuestras calles.
La opción de los pasos elevados debe reservarse, según mi opinión, para enclaves donde el tráfico adquiera un peligro especial: salidas de colegios, Centro de Salud, etc. Si por el contrario, y tal como ha ocurrido en el Llano de las Coronadas y otras zonas del pueblo como la Avenida de Miguel Cosano, lo convertimos en una generalidad, es lógico que reclamen su colocación, como está ocurriendo, los vecinos de todas las calles y, o caemos en el agravio comparativo de unos sí o otros no, o acabaremos convirtiendo al conjunto del pueblo en un circuito de obstáculos. Como dice el refrán, en el término medio está la virtud.
Antonio Maestre Ballesteros