No se trata de una foto denuncia, sino de dejar constancia de una curiosidad que se da en el alumbrado público de la calle Mátires de Poley, y más concretamente en la trasera de la capilla de las Angustias y Expiración, donde permanecen dos farolas sobrepuestas una a otra.
No sé si mucha gente se ha percatado de esta circunstancia, pero en mí caso, al ser un lugar habitual de paso, lo contemplo a diario, y no puedo evitar el preguntarme el origen de este hecho. Posiblemente obedezca a un olvido involuntario, un olvido que dura ya varios años. La cuestión es que de seguir puede que las próximas generaciones eleven el hecho al rango de costumbre o tradición, ya que por poco que nos descuidemos los jóvenes lo habrán conocido siempre así, e incluso se pueden crear leyendas o milagros que justifiquen su permanencia.
La verdad es que no resulta antiestético, incluso me atrevería a decir que queda «bonito» en las fotografías. Que alguien tome la decisión de mantener o quitar la farola vieja. Si se conserva sería bueno que se la dotase de una bombilla y corriente eléctrica para que tenga utilidad más allá de la estética.