Aún era de noche cuando el carrilear de bicicletas por las calles del pueblo presagiaba que el nuevo día que estaba por llegar se convertiría en una jornada significativa para los aficionados a este bello deporte en Aguilar. A esas horas, los miembros de la directiva del Club se afanaban ya en ultimar los preparativos e intendencia que requiere una ruta con tanta participación de ciclistas: avituallamientos, seguridad, inscripciones, dorsales, etc, etc.
Cuando el sol iluminaba ya con sus rayos el palmeral del Llano de las Coronadas, se fueron reuniendo en este emplazamiento los 170 ciclistas participantes en la ruta, más numerosas personas y familiares que acudieron a ver partir el multicolor pelotón que cruzó el arco de salida, tras cortar la cinta la concejala de deportes y el presidente del Club Ciclista Aguilarense, y retumbar una sonora traca que anunció el comienzo de la XIV Ruta de la Vendimia de Aguilar de la Frontera.
Tras recorrer varias calles de la población, la alargada masa de ciclistas iniciaban su recorrido por la carretera de Moriles hasta la huerta de los Zureras, donde se adentraron en el camino de las Albarizas, afrontando el primer tramo exigente al tener que salvar la pendiente que existe en esta zona el cerro de la Torre. Por este camino bajaron hasta el paraje de los Llanos del Rincón, uno de los pocos lugares del Término donde aún se puede avistar un reducto de viñedos en los que se efectúa la vendimia manual, actividad agraria que da nombre a la ruta desde su creación hace ya 14 años.
Además de por sus viñas, las tierras negras y prietas de los Llanos son conocidas por acoger los humedales que nutren desde muy antiguo varias lagunas. La más conocida da nombre al paraje, laguna del Rincón, habiéndose recuperado recientemente la denominada de Santiago, drenada durante muchos años, y permaneciendo aún desecada la llamada de Sebastián Rey. Junto a las dos lagunas pasaron los ciclistas en dirección a las tierras altas de los Moriles, en las que pudieron observar varias cuadrillas de vendimiadores. Desde este lugar se adentraron en las calles de la antigua aldea de los Zapateros (Moriles), desde cuyas aceras contemplaron el paso de la comitiva numerosos vecinos, sorprendidos del inesperado espectáculo de colorido.
Tras dejar el pueblo por el antiguo camino de la Mojonera, y discurrir durante varios kilómetros por el trayecto que antaño ocuparon las traviesas del denominado Tren del Aceite que bajaba el oro líquido desde tierras jienenses a Puente Genil, se llegó a la pedanía de las Navas del Cepillar, donde se ofreció el primer avituallamiento. Desde este punto se inicio la vuelta a Aguilar con un nuevo abastecimiento en el paraje del Perezón, junto a Monturque, y la subida por el lado del Saliente a las Albarizas, trayecto en el que se realizó una prueba de rapidez para los más participantes más preparados físicamente.
Sobre las 2 de la tarde entraba de nuevo el pelotón en las calles del pueblo hasta concluir la ruta en el paseo de las Coronadas. La jornada concluyó con la convivencia de los participantes, familiares, y socios del club, que se desarrolló en la Caseta de la Peña del Córdoba en el Recinto Ferial En el transcurso de la misma se hizo entrega de los premios al participante más joven, el socio Antonio Miguel Lucena Jiménez, de solo 7 años. Un recuerdo y regalo a Gonzalo y un niño de 8 años que asombró a todos por el esfuerzo realizado para culminar todo el recorrido. Al participante de mayor edad que correspondió a Rafael Pérez Velasco, de 64 años, perteneciente al grupo de Palma del Río. Al club más numeroso, que correspondió al Club BTT de Puente Genil. Y el premio de la montaña que ganó Manuel torres Gallego del club de Montilla.
Tras varias horas de convivencia y camaradería entre los asistentes, se dio por concluida una jornada en la que ha brillado con luz propia la afición a la bicicleta en Aguilar y la veteranía demostrada por el Club Ciclista MTB Aguilarense, en el año que cumple su 25 Aniversario Fundacional. 
