En este día las condiciones meteorológicas se cumplieron con exactitud castigando severamente a la Hermandad de la Veracruz que puso sus dos pasos en la calle a la hora establecida. Los negros y amenazantes nubarrones se fueron afianzando a medida que pasaban las horas, y sobre las 9 de la noche dejaron caer un intenso aguacero que obligó a tapar los dos pasos de esta cofradía con plásticos, e iniciar un forzado y acelerado “correr” para llegar de nuevo a la iglesia de la Veracruz que se encontraba aún muy lejana.
El agua causó verdaderos estragos en el cuerpo de nazarenos afectando también a los pasos que, como sucede en estas circunstancias, y a pesar de estar resguardados por los plásticos, siempre sufren algún daño. Verdaderamente desconsolador resulta contemplar a una cofradía soportando un chaparrón con el ímpetu que caía el agua en la tarde de ayer.
Por su parte las otras dos cofradías decidieron quedarse encerradas, aunque la de la Humildad hizo el amago de salir, volviéndose desde la misma puerta del templo al sorprenderle en este lugar las primeras gotas de agua. El Amor y la Esperanza dejaron la Candelaria a la hora prevista y subieron por la calle Moros hasta el Hospital, momento en el cual, y ante el cariz que tomaba la tarde, decidió volver aligerando por la calle Pintada a su templo.
Tras varia horas de intensa lluvia, y cuando el cielo comenzó a aclararse y las cofradías de la Madrugada se encontraban dispuestas para realizar su salida procesional, una pequeña e inoportuna llovizna caída cuando las puertas del Carmen debían abrirse para la salida, determinó que ambas directivas decidiesen suspender definitivamente la procesión, limitándose a rezar un viacrucis en el interior del templo. Pocos momentos después, la luna llena de Parasceve radiaba brillante en el universo de estrellas que iluminaban ya la madrugada presagiando unas mejores condiciones climatológicas para la mañana del Viernes Santo.