Unas vez más las inclemencias meteorológicas han alterado las actividades programadas en el último mes por el Club Ciclista Aguilarense, aunque en esta ocasión no se ha llegado a suspenderlas en su totalidad, ya que como se había anunciado, en la mañana del domingo 20 de mayo se ha celebrado la ruta prevista, en bicicleta, siendo suspendida sólo la de senderismo.
La amenaza cierta de lluvia y los negros nubarrones que oscurecían la mañana hacía presagiar la suspensión de la prueba, lo que sin duda indujo a muchos de los inscritos en la misma a quedarse en sus casas, presentándose en el lugar de partida sólo 15 ciclistas. Aún así, las gotas que cayeron a las 8,30 de la mañana, hora señalada para el inicio del recorrido, indujo a varios de ellos, entre los que se encontraba el cauteloso presidente del Club) a quedarse en el pueblo o volverse en el primer kilometro recorrido.
Al final tan sólo 12 valientes arriesgaron la marcha y enfilaron la ruta por la carretera en dirección a Camarata, tomando en este punto el camino del Cerro Hidalgo, y por él llegar hasta el Perezón para cruzar la carretera de Monturque a Moriles y tomar el al acceso al camino de servidumbre de la Autovía que los llevó, entre constantes y leves aguaceros, hasta la Vía Verde, por la que se dirigieron hasta la antigua Estación del Ferrocarril de Lucena.
En este punto se hizo fuerte una llovizna que mojó considerablemente las calles de Lucena en el momento que las atravesaba el pequeño pelotón en dirección a la fuente de la Mina, punto de arranque de los 7 kilómetros de subida al Santuario de la Virgen de Araceli. Las empinadas cuestas impusieron el ritmo a cada ciclista, quedando diseminado el pelotón en varios grupos hasta que se consiguió alcanzar la cumbre.
Tras un pequeño descanso, y refugiados en el bar de la ermita para poder comer el bocadillo resguardados del frio que reinaba en la cumbre, el grupo retomó la ruta bajando las empinadas cuestas del Santuario a una velocidad reducida para paliar el aire frio que impregnaba el sudor acumulado en la subida. De nuevo el agua hizo su aparición, aunque con poca fuerza, cuando los ciclistas bajaban por el camino que los llevó hasta la carretera, y por ella a la ermita del Cristo Marroquí, desde donde se inicio el largo descenso de más de 10 kilómetros hasta el paraje de la Camila.
Con las fuerzas ya limitadas por el ritmo impuesto durante toda la ruta, se llegó a la fuente de las Navas del Cepillar, donde un pequeño descanso permitió recuperar energía para afrontar los más de 20 kilómetros que quedaban para llegar a Aguilar. Superado el arroyo Capa, el grupo ascendió por el camino del cortijo de la Campana hasta los aledaños de Monturque, retomando el paso por el Perezón y el Cerro Hidalgo hasta la carretera de los Llanos, y por ella la subida a la Cruz del Fraile para descender ya, bastante fatigados, pero contentos y satisfechos, hasta Aguilar. En total se han empleado cuatro horas para recorrer los 65 kilómetros de una ruta bastante exigente por la dificultad que encierra la subida a la ermita de Lucena.
Como recompensa al esfuerzo realizado, el grupo de participantes y demás inscritos en la prueba disfrutaron de un rato de convivencia y degustaron una suculenta paella en la sede de IU.