En estos días asistimos a una nueva alerta sobre las consecuencias atribuidas al cambio climático. El informe GEO-5, encargado por la ONU, sigue insistiendo en que si no disminuye la emisión de CO2 a la atmósfera el planeta se verá abocado a todo tipo de desastres naturales desde inundaciones a sequías o desde plagas de insectos tropicales a desaparición de bosques y ecosistemas y, consecuentemente, sufriremos las siete plagas bíblicas. Ya todos estamos familiarizados con estas noticias que gozan de gran difusión y encuentran eco en los más diversos ámbitos. Sin embargo, aunque de manera más desapercibida y desacreditada, también nos llegan rumores de que esa teoría antropogénica (debido a la acción del hombre) del cambio climático es una patraña que obedece a intereses menos altruistas que los que declaran sus valedores, los calentólogos. Como siempre, los sujetos pasivos, nosotros, no sabemos a qué bando acogernos, qué actitud es la correcta y, a no ser que confesemos con un credo, optamos por no definirnos y después de comprobar que hoy no ha pasado nada, pasar de largo del tema. No en vano, somos grandes desconocedores de los mecanismos que intervienen en ese proceso y nos limitamos a constatar que hará frío en invierno, calor en verano y poco más.
Para contrarrestar la avalancha de información de una parte dejo este enlace que, aunque es de hace unos años, nos puede aclarar muchos de los puntos en que se basan no pocos científicos para contradecir las conclusiones de los agoreros del cambio climático.
http://www.youtube.com/watch?v=QcsImZaYMac
Para quien no quiera emplear una hora larga en ver el documental, resumo. Básicamente:
– El calentamiento o enfriamiento del planeta es un hecho natural. Normalmente, los períodos cálidos son los que se corresponden con un mayor progreso material y social.
– La explicación de que el calentamiento se debe al aumento de CO2 en la atmósfera es falsa. Se ha constatado que no existe esa relación.
– De todos los gases de efecto invernadero que se encuentran en la atmósfera, principalmente vapor de agua, el CO2 representa una ínfima parte. Es producido por todos los seres vivos y la mayor parte por los volcanes y océanos. La actividad humana actual apenas supone un 7% de esas emisiones.
– La temperatura de la Tierra ha subido, aproximadamente, 0,65º en los últimos 150 años después de un período frío que duró unos cuatro siglos. En esos 150 años la subida más significativa se produjo hasta 1940, antes de la gran industrialización y del fenómeno de consumo masivo.
– La idea de utilizar el calentamiento global con fines políticos se debe al gobierno británico de Margaret Thatcher para impulsar su programa nuclear (y de paso, dar caña a los sindicatos mineros del carbón cuyas huelgas la traían de cabeza). Más tarde, tras la caída de la URSS, lo hicieron los partidos de izquierda occidentales y los movimientos antisistema. Actualmente, se han sumado una gruesa nómina de burócratas y diversas entidades estimulados por las pingües subvenciones libradas por diversos países y sociedades internacionales. Los medios de comunicación, en general, apoyando el tinglado venden su producto, sensacionalismo, y apenas hay contestación, ello supondría la estigmatización para cualquier político, científico o comunicador.
– Como tantas movidas occidentales, por A o por B acaban dando por C a los países pobres y en vías de desarrollo a los que se les niega la oportunidad de servirse de los mismos medios utilizados por los ricos para conseguir su progreso.
Pero, al fin y al cabo, esto es un debate científico y tanto si son galgos como podencos lo cierto es que la tendencia al calentamiento global es un hecho. Por la parte que nos toca y haciendo uso del sentido común hemos de concluir que para reducir los posibles efectos perniciosos de ese cambio la moderación sería lo más recomendable y en consecuencia deberíamos poner coto a los abusos al medio ambiente. Está en nuestras manos reducir la emisión de gases tóxicos y contaminantes al aire y al agua, limitar los residuos urbanos, compartir los recursos del planeta con los que carecen casi de todo y preservarlos para futuras generaciones. A la vez, potenciar la investigación en energías limpias y en materiales biodegradables, caros ahora pero a la larga, baratos. En definitiva, concienciarnos de que el bienestar y la felicidad no van en relación directa con el despilfarro y sensibilizarnos de la interrelación que hay entre la humanidad y el medio que nos rodea.