Huellas indelebles de dolor constituyen cada uno de los rallones que marcan el adoquín que remata la acera que da frente al Mercadona. Cada rayón constituye un descarnado apuñalamiento recibido por el conductor de turno que, sin esperarlo, ha sentido en lo más profundo de su ser el golpe en los bajos de su coche, ante el inesperado escalón existente en este lugar.
Como no hay palabras que describan la rabia contenida en la cara de quien ha pasado por este amargo trance, solo podemos asegurar, por que lo hemos vivido, que todo el santoral de la iglesia católica se queda corto ante el cúmulo de maldiciones y juramentos del damnificado. Tal es la furia que se desata en quien cae en esta trampa, que pasan la ITV todas las divinidades del cielo y de la tierra, y los primeros son el alcalde y sus concejales, y también los familiares de éstos, aunque los pobres no tengan culpa ninguna.
Más de tres años lleva denunciada esta situación, y nadie del Ayuntamiento se digna tomar las medidas pertinentes para corregirlo, !con lo fácil que es!. Esto sólo puede pasar en Aguilar donde se baten cada día récords de incompetencias y torpezas. Y encima, pretenden hacernos creer que un problema tan simple no tiene remedio. Imaginaros qué podemos esperar de unos gobernantes que no son capaces de dar solución a un adoquín, ¿ que problemas van a resolver esta gente en el pueblo?. Mejor no trascribir las explicaciones o excusas que dan para justificar sus ineptitudes, porque entonces el pueblo sabría realmente en manos de quien está.
F.D. uno que ha sufrido la experiencia