Autor Foto: Antonio Maestre Ballesteros
Tras la larga noche de fiesta, calles y plazas del pueblo amanecían saturadas de suciedad, como consecuencia del desenfreno y consumismo que caracteriza al desfile y noche del Carnaval. La plaza de los Naranjos constituye uno de los enclaves principales la esta fiesta, tal como lo acredita esta curiosa fotografía que muestra el aspecto del recinto tras el paso de la hecatombe carnavalesca.