La feria real del año 1932, dejó también imágenes como esta en la que los ojos de los niños y las bellas mujeres de Aguilar brillaban no sólo de gozo, sino también por los reflejos de las luces de colores de los puestos de las baratijas, los llamados puestos del serrín, tan populares en aquellos años y en uso hasta comienzos de la década de los años 60 .