Rafael Espino Navarro
La noche del día 6 de julio del año 1930, sábado, a eso de las once de la noche la tierra tembló. Un enorme terremoto, que tuvo su epicentro entre los términos de Aguilar de la Frontera y Montilla recorrió casi apocalípticamente algunas poblaciones de España. La sacudida sísmica, con trece temblores , se dejó también sentir además de en Aguilar y en Montilla, con mayor intensidad en localidades cercanas como Baena, Lucena y Puente Genil, así como en la capital cordobesa. Casariche, Antequera, Granada, Ciudad Real, Sevilla, Almería y Madrid, también sufrirían con menor intensidad las consecuencias del desbastador temblor de tierra.
En Aguilar, algunos edificios sufrieron daños de diversa consideración pero sin llegar ni por asomo a alcanzar el grado de destrucción que el terremoto ocasionó en la población de Montilla, donde el temblor sembró el pánico entre las gentes que se encontraban en sus casas, en la calle, en el cine o en el teatro. Sin tener que lamentar desgracias personales en ninguna de las dos poblaciones ,los daños materiales alcanzaron a algunos edificios públicos y al derrumbe y agrietamiento de numerosas casas y edificios de familias y barrios humildes.
En Aguilar, el día 27 de ese mismo mes y año , las imágenes de Jesús Nazareno y la Virgen del Soterraño fueron paseadas en procesión de acción de gracias por no haber causado el terremoto perdidas personales alguna. El acto religioso fue presidido por el gobernador civil, diversas autoridades provinciales, el alcalde de Aguilar de la Frontera y el de Montilla, Montemayor, Moriles y otros pueblos de la provincia. Estas dos imágenes, imágenes … para el recuerdo, inmortalizan hoy ese ya, momento histórico.