Antonio Maestre Ballesteros
Una carta del Ayuntamiento de 1875
Atravesó la Semana Santa de Aguilar en general, y la cofradía Nazarena en particular, unos años convulsos durante la primera mitad de la década de 1870, condicionados por los avatares políticos que derivaron de la proclamación de la I República Española en 1873 y la difícil convivencia interna de la hermandad, contaminada en gran parte por la contienda política y por la lucha de poder que generó el control del culto a la Imagen, materializada en la disputa por el derecho a portar la Sagrada Efigie que protagonizaron los tradicionales horquilleros y los miembros de la reorganizada cofradía, al frente de la cual se situó José Marcelo García de Leaniz.
El Viernes Santo de 1874 se había producido un gravísimo suceso protagonizado por los cofrades y los portadores de la Imagen, en el que se llegó a disparar tiros al aire, y desde entonces se estaba buscando una solución al problema, que para unos era franquear el privilegio de mantener la exclusividad en llevar sobres sus hombros a la Imagen, y para los directivos de la cofradía pasaba por recuperar la potestad sobre la procesión, lucha agravada por la pugna que mantenían el presbítero Lorenzo José Conde y José Marcelo, por la mayordomía de Jesús, ostentada en esos años por el arcipreste parroquial.
Cercana ya la Semana Santa de 1875, y ante la falta de entendimiento entre las partes enfrentadas, el Obispado envió un escrito al sacerdote exhortándolo a un acuerdo, o de lo contrario prohibiría la procesión de la mañana del Viernes Santo. Esta noticia alarmó a las Autoridades civiles y militares de la localidad, quienes enviaron una misiva al arcipreste exigiendo la salida de la Imagen:
Al Señor Arcipreste de eta ciudad
21 de marzo de 1875.
Conocida la devoción que este católico vecindario tienen a la venerada Imagen del Nazareno, la inveterada? y tradicional costumbre de que tenga efecto en viernes de la presente Semana Santa la procesión llamada del Paso, y noticioso que en este año pueda que se suspenda dicho acto, me permito llamar su atención acerca del mismo en el convencimiento de que con tal medida se produzca un conflicto en esta localidad , conflicto que a no dudarlo quedará evitado con la no supresión de aquel acto o procesión en el bien entendido que tanto por la autoridad militar, la que tiene el honor de suscribir la presente, dignos compañeros del municipio y agentes del mismo se procurará a toda costa impedir que por personas díscolas se turbe por un momento la paz y tranquilidad que disfrutamos en esta; de ello salgo garante y deseoso de que esta no se altere, espero de su reconocido celo procurará por todos los medios posibles tenga efecto en el día y hora de costumbre la referida procesión de Jesús o del Paso del encuentro de la calle de la Amargura, no respondiendo en caso contrario de las consecuencias que pueda sobrevenir, dada la excitación que observo entre la mayoría de este vecindario y que usted y de acuerdo con la autoridades locales procurará calmar disponiendo lo conveniente a fin de que cual en años anteriores salga la efigie de Jesús en su procesión del Viernes con la pompa y ostentación de costumbre[1].
Con posterioridad a este exhorto, días antes del Viernes Santo, se celebró una junta en la casa del párroco en la que estuvieron presentes, por una parte, el Hermano Mayor, José Marcelo García de Leaniz junto a dos vocales y tres cofrades, y por parte de los horquillaros, José Heredia y siete de sus partidarios. A pesar del ultimátum y la advertencia del arcipreste, de que si no se llegaba a un acuerdo no saldría la procesión, no hubo tal convenio y las partes se mantuvieron en sus posiciones originales. Aún así, Jesús Nazareno procesionó el Viernes Santo por las calles de Aguilar con las garantías de seguridad ofrecidas por el alcalde Rafael Moreno Clavería y el comandante de armas Bartolomé Melero. Los horquillemos portaron la Imagen durante todo el recorrido con la asistencia de la cofradía, anotándose algún incidente, pero sin gravedad[2].
Antonio Maestre Ballesteros