Y el sol brilló como lo hacía antaño en las tardes añejas de Jueves Santo para dibujar siluetas de nazarenos en las paredes blanqueadas de los Sagrarios. Los rezos de las Estaciones se repiten sin solución de continuidad y las calles se llenan de cofradías sin santos. La costumbre toma forma de hábito nazareno y se echa a las calles de Aguilar para andar los pasos andados, vivir la fe ya vivida, y velar por la tradición heredada.
Todo empieza por la tarde con la Visita a los Sagrarios, práctica que alerta de que el día grande ya ha llegado. Ya es Jueves Santo. La historia reivindica su sitio y señala el origen del ceremonial cofrade. Todo surgió en la Veracruz hace casi quinientos años, y por eso en la ermita se detiene el tiempo cada tarde de Jueves Santo cuando la Virgen sale. Ella ostenta el privilegio de ser la más primitiva de todas las devociones cofrades de Aguilar, y a los costaleros del Cristo le cabe el honor el ser la cuadrilla decana de la Semana Santa aguilarense.
Con esas credenciales la Veracruz saca sus dos pasos a la calle para arrebatar amores y devociones con andares costaleros que sientan cátedra. Coge tu Cruz y sígueme. Abrázala con valentía porque ésta es la Cruz verdadera -la Veracruz-. Así lo proclama el Cristo del Calvario en cada una de las levantás del dorado paso.
Y si no lo crees a Él, contempla el ejemplo de su Madre. Síguela por las calles de Aguilar y encontrarás el camino que lleva a la Fé. Busca las creencias en el anonimato de un capirucho blanco o en el revuelo de una capa azul. Siente el fervor en el esfuerzo del costalero. Mira la ofrenda de las mantillas y convéncete con el milagro de la lluvia que cristaliza en pétalos de flores…… implora su intercesión ante la adversidad con solo pronunciar su nombre –Remedios-.