Con las primeras luces del día se fueron congregando en los arcos del Castillo los ciclistas que se han aventurado a realizar la ruta más dura y exigente que se organiza en nuestro pueblo a lo largo del año. Medio centenar de bicicletas tomaron la salida sobre las 8.15 de la mañana y se echaron a los caminos y carriles en dirección a Monturque y Moriles.
Ha sido la segunda edición de la “Quedá”, y la participación de ciclistas ha sido bastante considerable, ya que se ha superado con creces el número del año pasado, además de estar mejor organizada y señalizada. Aun así, no todos se atreven con 102 kilómetros por caminos rurales y con una previsión de tiempo de 20 kilómetros hora.
La prueba más fehaciente de la dureza física y síquica de esta ruta es sin duda el que sólo 10 participantes hayan concluido la misma. Los 40 restantes han cubierto distintos tramos, quedando ciclistas que han completado 50 kilómetros, otros 60, que era la ruta corta, y algunos 70 o 75, ya que se volvieron desde Montilla.
El recorrido ha contado además con cotas de altura bastante duras, lo que sin duda se ha dejado notar en la carga de las piernas y en el sufrimiento de calambres por parte de algunos de los ruteros que encabezaban el pelotón. En total los 102 kilómetros recorridos se han cubierto en algo más de 5 horas, habiéndose retrasado algo por los pinchazos y algunas paradas de avituallamiento que se han realizado.
Como colofón de la actividad deportiva, los participantes han degustado una gran paella en el restaurante Roció, del Cerro Crespo, lugar y tiempo propicio para, en amenas tertulias, valorar la ruta y sus incidencias.