Liberados ya del ensordecedor ruido de bocinas pasadas de decibelios, y limpias las calles de carteles y pancartas, aunque la barbarie de algún partido ha dejado su huella por mucho tiempo pegada a farolas y señales de tráfico, hacemos una primera reflexión sobre lo sucedido en nuestro pueblo en la cita electoral del pasado domingo.
Los resultados no dejan lugar a dudas, ni a cábalas. Quien se pierda en intentar justificar lo injustificable malgasta el tiempo. Obviamente cada grupo político hará el análisis oportuno de los resultados alcanzados, y en consecuencia determinará la estrategia política que considere oportuna seguir en la nueva legislatura. Pero quien intente maquillar o atenuar la realidad se está engañando así mismo.
Todos los grupos han perdido votos y escaños menos el PSOE, que baja con respecto a las elecciones autonómicas 1.000 votos pero crece una cantidad similar con respecto a las municipales del 2011 y consigue la mayoría absoluta, quitándole un concejal a cada uno de los grupos restantes. A partir de este hecho constatable, cada cual que saque las conclusiones que más le convenga o se atenga al escenario que más le interese, pero esa es la realidad.
Una realidad tan evidente como la nefasta gestión municipal que avalaba al equipo de Gobierno. Ni los hitos más negativos de la misma: el haber arruinado el proyecto del Parque Agroalimentario, haber perdido la subvención de los 800.000 euros de Centro Empresarial o la inversión en las obras de los Planes Provinciales, ha incidido en el desgaste del alcalde. Todo lo contrario, le ha dado nueve concejales.
Está claro que la mayoría de ciudadanos han votado con una motivación muy distinta a la de valorar la gestión realizada, y ceñidos a un interés o con un sentido que no logramos determinar. El PSOE ha ganado las elecciones y ahora debe gestionar su victoria, y los demás grupos administrar su derrota electoral. Todo ello salvaguardando los intereses del pueblo. Comienza una etapa nueva, y como tal es el fin de un ciclo, y puede ser el principio de muchas cosas.
La mayoría absoluta da mucho poder y el riesgo de caer en el narcisismo y la soberbia, y también da mucha responsabilidad, ya que a partir de ahora es el PSOE el único responsable en los temas cruciales en la acción de gobierno que antes habían sido compartidas como: aprobación de presupuestos, ordenanzas, inversiones, etc. Solo queda pues felicitar a los ganadores y desearle los mejores aciertos en su tarea, y buen atino a los grupos de la Oposición para garantizar que así sea o denunciar lo contrario.
Antonio Maestre Ballesteros