La magia y el encanto de la música con mayúsculas envolvieron la estrellada noche de verano en el universo del anfiteatro del Castillo, donde por segundo año consecutivo, la Ópera estremeció los sentidos y emocionó a los cientos de personas que llenaron el recinto en las dos jornadas de representaciones.
No deja de ser sorprendente que una actividad de estas características, considerada como apta sólo para una élite cultural, alcance en un pueblo como Aguilar el respaldo popular que ha tenido en esta segunda edición. Más de 800 personas han disfrutado de las dos veladas operísticas, lo que prueba sobradamente que cuando se ofrece un espectáculo de calidad y a precios populares el éxito está asegurado.
El merito de dicho éxito es sin duda de los organizadores: la cofradía de la Amargura y Antigua, y como no, de personas como Ricardo Llamas, quien junto a su hijo son los promotores y artífices de un evento al que acuden cientos y cientos de personas en un peregrinaje cuyo fin es embriagarse de música y arte.
El variado programa de este año ha unido la música y la literatura a través de personajes literarios que inspiraron a los más celebrados compositores para crear piezas como: “Don Giovanni” de Mozart, “La donna e mobile” de Verdi, “La mort de don Quichotte” de Jules Massenet, “La Traviata” de Verdi o “Nessum dorma” de la ópera Turandot de Puccini.
Magistral las interpretaciones de la soprano Irene Garrido, el tenor Arturo Garralón y el barítono Ricardo Llamas, así como la destacada pianista María Bocardo. El público puesto en pie ratificó con prolongados aplausos su buen hacer en el escenario. Destacable en esta edición ha sido también la labor realizada por el grupo de actores de la asociación cultural Alxamí, que fueron dando vida a los distintos personajes rememorados en cada una de las piezas musicales.
Cada una de las actuaciones, cada pieza interpretada, constituyó todo un gozo para los sentidos, deleitando al público y llenado de embrujo al espectacular recinto que presta a este espectáculo un marco incomparable e inédito para una actividad de estas características: una vieja cantera convertida en teatro de ópera.
Debemos congratularnos todos de que Aguilar pueda ofrecer cada verano un espectáculo de este nivel, y agradecer a las personas que trabajan denodadamente para organizarlo el esfuerzo que hacen para que todo salga a la perfección. En estos días en los que se anuncian espectáculos de Ópera y Zarzuela en pueblos limítrofes como Montilla y Puente Genil, con entradas de 12 y 15 euros, bueno es mostrar reconocimiento y agradecimiento a los promotores del espectáculo de Aguilar,