La cita del 8 de septiembre nos emplaza con la devoción mariana más vetusta de Aguilar. Un día donde la tradición se cristianiza y renueva su incardinación en una historia que supera los cuatro siglos y medio de vigencia. Remoto y lejano resulta ya aquel año de 1530, en el que se produjo el hallazgo de la imagen según relatan los documentos antiguos. Desde entonces han sido muchos los avatares sufridos por la misma, llegando hasta nuestros días sustentada su devoción en la fervorosa cofradía que le rinde culto.
Como cada 8 de septiembre, la patrona de Aguilar recorrió en la noche de ayer las calles del centro de la población arropada por un colorista y suntuoso cortejo en el que destaca la representación de todas y cada una de las cofradías de gloria y penitencia, además de autoridades religiosas, civiles, y militares, de la localidad. También se suma a esta magnificencia la presencia de la Tuna de Aguilar, que rinde homenaje a su protectora, dedicándole varias canciones en el transcurso de la procesión.
Las calles lucían un alumbrado extraordinario, así como los balcones exornados con colgaduras para acoger el paso del séquito procesional, que estuvo acompañado también por la Banda Municipal de Música, que interpretó un escogido repertorio de marchas procesionales. Casi tres horas duró la tradicional procesión a la que puso fin los cohetes en la entrada al templo de la virgen, rindiendo así pleitesía el pueblo de Aguilar a Santa María del Soterraño, su excelsa y peculiar patrona.