Está considerado uno de los sacerdotes más instruidos de los que regentó el templo parroquial de Santa María del Soterraño en el pasado siglo XX. Pudo llegar a Aguilar en 1899, último año del siglo XIX. Procedía del cercano pueblo de Montalbán, a donde arribó el 18 de marzo de 1895, tras concluir los estudios de la carrera eclesiástica en el Seminario San Pelagio de Córdoba.
Había nacido el año 1867 en la localidad cordobesa de Rute, donde permaneció hasta su traslado a Córdoba para ingresar en el Seminario. El Duque de Medinaceli le otorgó el curato de Montalbán, y durante tres años permaneció de regidor en la iglesia de Nuestra Señora de Gracia. En Montalbán estuvo acompañado por sus padres y su hermana Encarnación, quien casó en dicha villa con el médico Olegario Pérez Serrano.
Con el beneplácito del Marqués de Priego y Duque de Medinaceli , que ostentaba en ese tiempo de finales del siglo XIX el patronato de la Parroquia Mayor de Aguilar, se le adjudicó la plaza de cura propio y arcipreste del templo dicho templo a D. Epifanio Giménez, quien se trajo hasta Aguilar a su familia, incluida su hermana y cuñado, quien ejerció la medicina en la localidad durante varias décadas.
Los contemporáneos refieren que el sacerdote ruteño contaba con un carácter afable, era de juicio ecuánime, y un trabajador incansable. Dio pruebas de su ilustración entregándose a la investigación en los libros del archivo parroquial, de donde extrajo notables noticias sobre la historia del templo y del pueblo, además activar varios proyectos vinculados a la conservación patrimonial del edificio y sus imágenes.
Epifanio Giménez fue el promotor de una de las remodelaciones más notables que se ejecutaron en la iglesia parroquial en el pasado siglo XX: la igualación de la techumbre, ya que desde la ampliación del siglo XVI, la parte antigua estaba más baja que la nueva. Fue en 1910 cuando se acometen estas importantes obras que elevaron la primera mitad de la nave central al mismo nivel de la zona del coro alto, lo que permitió la instalación de nuevos ventanales laterales que incrementaron considerablemente la iluminación natural de templo de Santa María del Soterraño.
El segundo hecho resaltable tuvo que ver con la imagen de la Titular del templo y patrona de la localidad, Santa María del Soterraño, de la que el propio sacerdote pudo documentar su hallazgo en las obras de ampliación del templo costeadas por la Marquesa de Priego en 1530. Su erudición le alentó a restituir a la imagen su primitivo rostro, ya que el que presentaba en ese tiempo correspondía al que le colocaron en una mutación que sufrió en el siglo XVII, coincidiendo con la implantación de la estética Barroca.
Dicha variación del rostro coincidió con la instalación del nuevo retablo mayor del templo que sustituyó al primitivo. Ese hecho se documenta en el año 1732. En su empeño de devolver a la imagen su valor arqueológico, Epifanio Giménez recuperó la antigua mascarilla que se conservaba en un hueco abierto en el propio candelero de la imagen, y en 1919 se lo volvió a colocar, recuperando así la virgen parte de su primitiva estética, que le fue alterada en el siglo XVII.
Epifanio se mantuvo como arcipreste y párroco de Santa María del Soterraño hasta su fallecimiento el día 14 de julio de 1940.