Apenas aparece un nublado más oscuro de lo normal en el cielo y los vecinos de distintas zonas del pueblo se ponen en alerta y comienzan a temer las riadas. En la tarde de ayer, en la que un chapetazo de algo más de media hora dejó 12 litros por metro cuadrado se volvieron a ver las pequeñas riadas por la Avenida de Córdoba y Avenida Antonio Sánchez, que amenazaban con ir a más si no escampaba o disminuía la intensidad de la lluvia rápidamente.
Por suerte así fue. Pero el susto que se llevaron algunos vecinos, como los de la Carretera de la Estación, no se los quita nadie. Más de una década lleva el Ayuntamiento averiguando si la propiedad de esa carretera es de Diputación o el Ayuntamiento para poder arreglarla, y aún no ha aclarado nada. Está claro que nada le interesa el tema hasta que ocurra laguna desgracia que después serán los primeros en lamentar.