Accidente o negligencia pública

11140004_769982856467198_3850799642479315995_nNo es extraño que cuando se hace una obra de envergadura  en un lugar con peligro se tenga en cuenta ante todo el dotarla de unos medios de seguridad que eviten riegos para usuarios o transeúntes. Pero la mayoría de las veces tiene que suceder alguna desgracia para que las autoridades, políticos, y técnicos, reparen en estas circunstancias, aunque estén a la vista de todos y resulte más que evidente que  la obra realizada en vez de dar solución a un problema acaba incrementándolo considerablemente.

Así ha sucedido en el arreglo que se hizo al último tramo del antiguo camino de la Rambla, en las inmediaciones del puente del Molino del Pili. Hace tiempo que se asfaltó esta zona a raíz de la obras de los nuevos colectores, dejando en el margen derecho del camino un talud vertical de unos 5 metros del altura sin colocar ningún tipo de señalización ni protección para vehículos o viandantes.

Como era de esperar  alguien acabaría cayendo por este lugar y el hecho se produjo el pasado sábado, cuando un joven ciclista se despeñó por el barranco sufriendo considerables daños, entra ellos una fractura. Aún podría haber sido peor ya que por la altura y lo escabroso del terreno se podía haber matado o ahogado en el río, o haber cogido una infección terminal ya que en este lugar se encuentra el colector que desde el 2010 sigue vertiendo al cauce del río las aguas fecales sin depurar.

Veremos que arreglan antes: el colector o la colocación de la baranda de protección de puente.

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