El rito da forma a la tradición. Ceremonia solemne y culto popular armonizan la noche postrera de las vísperas, la que congrega en la empinada Cuesta de la Parroquia a la primera y más compacta bulla de la Semana Santa de Aguilar. Devoción y costumbre ensamblan una convocatoria cofrade que se mantiene enraizada en los sentimientos y vivencias compartidas por todo un pueblo.
Jesús Nazareno en la puerta de San Antón y la “cuesta” inundada de devotos, atestigua que es Viernes de Dolores y con el cruzamos el umbral de una nueva Semana de Pasión en Aguilar de la Frontera. Noche de emociones y recueros, de añoranzas y plegarias al Señor de Aguilar. Noche de evocación por los que ya partieron y de ruegoss por los que continuarán esta cadena devocional.
La bendición nazarena como pauta de la concordia que une el sentimiento y la devoción del pueblo llano y sencillo, identificado con un culto arraigado en el tiempo. Piedad popular trasmitida de padres a hijos, de generación en generación. Jesús en la calle, y fieles a su cita con la historia, los romanos subiendo nuevamente el sendero de gloria en que se convierte la “cuesta” el viernes más anhelado del año.