El año agrícola que acaba de comenzar se encuentra marcado por la incertidumbre y la esperanza en que llueva en el otoño que ahora empieza, para contrarrestar así la sequía y el calor tan acusado que ha hecho en Córdoba durante todo el verano.
El presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, señaló ayer que ya se están detectando las primeras consecuencias de la falta de lluvia en el olivar. «La aceituna está en un pésimo estado, lo que está perjudicando de forma especial la campaña actual de verdeo. También se está notando la escasez de precipitaciones en la ganadería, de forma que hay municipios del norte de la provincia que están necesitando cisternas de agua para el ganado y en explotaciones se están juntando a los animales en cercas para poderlos alimentar, ante la falta de pastos. Pero toda esta situación tendría arreglo en el momento que se registren lluvias», indicó Fernández de Mesa.
En la misma línea, el delegado de Agricultura de la Junta, Francisco Zurera, manifestó que «estamos a la espera de precipitaciones, ya que debido a la falta de lluvia y al calor la aceituna está presentando en estos momentos un aspecto desfavorable y se encuentra arrugada por el estrés hídrico. Aún es pronto para conocer el aforo de la próxima cosecha de aceituna, pero en un principio, con los datos actuales, se prevé una cosecha similar a la del año pasado, aunque esperando que llueva en octubre y noviembre, que son meses en los que normalmente se registran lluvias, para que mejore la producción tanto de olivar, como de cítricos y de encina».
PRONÓSTICOS / Ignacio Fernández de Mesa coincidió en prever que la próxima cosecha de aceituna será media o baja, similar a la de la temporada pasada, que se cerró con una producción de 269.510 toneladas, lo que superó las previsiones iniciales de la Consejería de Agricultura, que contempló en otoño del 2015 un aforo de 251.994 toneladas.
El presidente de Asaja hizo balance del año agrícola 2015/16, que acabó el 31 de agosto, y lo calificó de positivo en Córdoba en todos los cultivos, aunque menos en los cítricos, donde la producción descendió un 30% (causado por las altas temperaturas de la primavera y del verano, que afectaron a la floración), y negativo en el cereal (principalmente trigo y girasol), cuya campaña pasada calificó el responsable de la patronal agrícola de «catastrófica». Fernández de Mesa apuntó que el pasado año agrícola ha estado muy marcado por una climatología «desfavorable, debido a que las precipitaciones fueron de media buenas, pero se concentraron en gran parte en abril y mayo, meses en los que se contabilizaron 231 litros, una cantidad excesiva para esa época, frente a los 162 de enero a abril, una cifra muy escasa y espaciada. Al olivar sí le vinieron bien esas lluvias tardías porque presentaba ya una gran falta de agua y esa agua benefició a su vez a la dehesa. Sin embargo, las elevadas precipitaciones de abril y mayo fueron una catástrofe para los cereales, debido a que surgieron plagas que dejaron sin granos las espigas, provocando además que no se desarrollaran bien las raíces del girasol».
En la pasada campaña agrícola 2015/16 se contabilizaron 631 litros de lluvia de media en la provincia, frente a los 517 del periodo anterior, según Asaja. «Esta situación, unida a las temperaturas altas del pasado invierno, en el que de los 91 días que van de enero a febrero solo hubo 29 días normales, también perjudicaron especialmente a los cereales», resaltó el presidente de Asaja.
Francisco Zurera destacó que el último año agrícola ha estado caracterizado «por menos precipitaciones que la media histórica, siendo muy escasas de noviembre a marzo, que es cuando el campo necesita más agua, a lo que se unieron unas temperaturas excesivas para esa época».
«Las lluvias intensas de abril y mayo crearon demasiadas expectativas en el olivar y llegaron tarde para el cereal y el girasol, lo que ha provocado que por tercer año consecutivo los precios del girasol hayan sido muy bajos y también para los cereales. Por su parte, el sector de la dehesa se vio perjudicado por el seco invierno, lo que lo obligó a incrementar el gasto en alimentación, pero se vio favorecido después por los 100 litros caídos en mayo», añadió Zurera.
En cuanto a los cítricos, Asaja y Junta estimaron que la campaña será similar a la del año anterior, «aunque el fuerte calor de este mes puede hacer que se retrase la recogida de la cosecha de naranja y que se merme la producción esperada», precisó la patronal agraria.
MENOS ROBOS / El presidente de Asaja se congratuló de que en los últimos 3 años, fecha en la que se crearon los equipos ROCA de la Guardia Civil, se ha apreciado un descenso de robos en el campo, habiendo caído un 86% las denuncias tramitadas por Asaja desde el 2013 al 2016 y bajado un 14% en los primeros 7 meses de este año, habiendo aumentado a su vez la resolución de los casos. A pesar de la mejora de la situación, Fernández de Mesa reivindicó más medios humanos y materiales y la colaboración entre administraciones para erradicar los robos y que se controle más la trazabilidad, la identificación de productos y herramientas de este sector para comprobar así su propiedad.
Diario Córdoba