Fernando López Agudín
La reunión del próximo domingo del comité federal del PSOE es puro formalismo. Quien detenta el poder real –la gestora es solo una mera gestoría de Susana Díaz– ha anunciado ya la abstención del grupo parlamentario socialista en la inminente investidura de Rajoy. Además de violar los estatutos del partido, viola ahora la Constitución que prohibe expresamente el mandato imperativo a los diputados. No le basta ahora con una docena solo de abstencionistas, más que suficientes para que el presidente en funciones siga en la Moncloa, sino que exige la socialización de la vergüenza. Que se atengan a las consecuencias, advierte, a aquellos que a la hora de votar sigan con aquel no es no refrendado por todos sus militantes y votado por sus electores. Claro y alto debe escucharse la abstención de cada uno de los 85 diputados socialistas. Aquí no se salva ni Dios. No debe quedar ni uno que mañana pueda decir que votó contra la derecha. El ultimátum de Susana es tajante. Que se pringue todo el mundo.
Es un golpe sobre el golpe.Un nuevo golpe territorial montado sobre el golpe de estado contra Pedro Sánchez. Aprovechando el caos directivo generado por los golpistas, busca subordinar todas las restantes federaciones a los intereses del socialismo clientelar de Susana Díaz. Es todo un torpedo en la linea de flotación del federalismo del PSOE. Ninguna otra federación, sea la catalana, la vasca o la balear, debe romper la disciplina de voto pese a que la abstención sea rechazada por la gran mayoría de ciudadanos de estos territorios. O reeditan ese modelo andaluz, gobernar con la derecha en Sevilla a la vez que abstenerse con la derecha en Madrid, o el fantasma de José María Triginer –líder socialista anterior a la fusión del PSOE con el PSC– podría acabar resucitando de la mano de la gestoría Javier Fernández. Iceta sería así el chivo expiatorio para que tanto Patxi López como Francina Armengol no se desmanden. Como anticipo, la Gestora acaba de disolver la gestora que dirige el partido socialista de Galicia por seguir defendiendo el no.
La rendición debe ser total. No caben planteamientos intermedios. No se negocia tras haber triunfado en el golpe de estado. Así los diputados empiezan a recorrer la senda marcada por ese Elefante Blanco llamado Susana Díaz. Invocan la disciplina de partido, rota por los golpistas, para justificar ese gran silencio de los corderos iniciado por el jefe de la manada Antonio Hernández. Pero este serio problema se complica con los que ocupan escaños catalanes, vascos, gallegos o mallorquines, a los que se les ordena literalmente que se suiciden ahora en sus comunidades. Ahí no puede colar el cretinismo parlamentario, combinar la teoría del no con la práctica de la abstención. Por el momento, el Partido Socialista Catalán ya ha convocado su Consejo Nacional el próximo lunes, justo después de la reunión del comité federal.
Susana Díaz necesita subordinar todo el PSOE a Rajoy como Julián Besteiro tuvo que entregar toda la España republicana, casi una tercera parte del territorio, a Franco. Liquidado Pedro Sánchez como lo fuera Juan Negrín, la lideresa se ve obligada hoy, como aquel golpista de febrero de 1939, a terminar con toda resistencia a su autoridad. No caben reservas mentales, pese a que la lideresa corre el riesgo de verse sin honra y con urnas. La abstención que hoy regala a Rajoy, para evitar unas terceras elecciones, puede ser inútil si la Moncloa opta por convocar unas elecciones anticipadas un semestre después de diciembre. A partir del mes de mayo, cumplido el plazo de un año desde las anteriores, Rajoy podría convocarlas si lo estimase muy conveniente para sus intereses. Alguien debería explicarle a Susana Díaz lo que vivió Besteiro en la cárcel de Carmona después de entregar España a Franco. ¿Quién garantiza que Rajoy no imitará a su paisano?
El grave problema para el PSOE, del que empieza a ser consciente, es que Susana Díaz es la mejor discípula de ese nacionalismo andaluz defendido por Alejandro Rojas Marcos. Es toda una ironía del destino que este dirigente del desaparecido Partido Socialista Andaluz, viejo enemigo de Felipe González, se haya encarnado en la lideresa hasta el punto de que la federación andaluza del PSOE exprese hoy, mucho mejor que el PSA ayer, las tesis nacionalistas. Algo muy parecido a un PNV andaluz que solo analiza según los intereses de Andalucía. O mejor dicho, puesto que el nacionalismo vasco nunca ha intervenido en Madrid, algo parecido a una CiU andaluza que sí lo hace.
Que el PSOE se haya convertido hoy en un Protectorado del socialnacionalismo andaluz es un muy grave problema para el PSOE, puesto que lo encamina decididamente hacia la pasokización, pero muchísimo más preocupante es que apueste por encaminar a la sociedad española hacia la griega. Si esa política de duros recortes neoliberales que se nos viene encima en los próximos meses, ya pactados con la señora Merkel, no encuentra una respuesta socialdemócrata, el escenario social español será muy análogo al griego. Porque la abstención de Susana Díaz solo puede aportar más paro, precariedad y miseria, bastante similar por cierto, a la existente en toda Andalucía. Sin una alternativa al gobierno de Rajoy, España será cada vez más una copia de Grecia y el Mediterráneo acabará siendo un lago neoliberal