Comenzado el año hemos inaugurado también el calendario de rutas y reiniciado el marcador de las bicis. Para los que compartimos esta saludable afición deportiva, es tiempo también de recordar la temporada concluida, en mi caso con unos 7.000 kilómetros pedaleados, y animarnos por lo que está por venir que, si no hay impedimento mayor, nos deparará muchos kilómetros que recorrer, y sobre todo, numerosos momentos y vivencias que disfrutar y compartir con los socios del club.
Y no hemos podido comenzar mejor. Buenísima ruta de 60 kilómetros por caminos y veredas que nos han llevado hasta el canal de riego, y por el a Puente Genil, donde hemos desayunado. Posteriormente y por el canal hemos alcanzado el mirador del embalse de Cordobilla, disfrutando de unas bonitas vistas del paraje natural y de los patos y flamencos que nadaban y se zambullían en sus aguas.
Desde ese lugar iniciamos el camino de vuelta con parada fotográfica en la villa romana de Fuente Álamo, y desde allí por tierras de los Arenales al cerro del Gato y vereda de los Cochinos, para subir al cortijo del Sotillo y seguir por el camino de la Giraldilla buscando entre los olivos la inmediaciones del cañón del Lobo, llegando por carretera a la Serrezuela y entrada al pueblo. Cuatro horas de ruta que hemos rematado en el bar del Lego tomando cervecitas y refrescos.
Cada ruta tiene la peculiaridad de ser irrepetible por los caminos andados, las ocurrencias sucedidas, y sobre todo las personas que componen el grupo. En la de hoy el componente humano ha sido determinante. Entre los 10 socios participantes se incluían 3 de los más jóvenes y 3 de los más mayores, entre estos últimos Antonio Pérez, que a los 63 años le cabe el honor de ser el socio de mayor edad y uno de los mejor preparados físicamente.
Ver la ilusión y regocijo con que los hijos de Antonio Baena, de 9 y 10 años, han realizado su primera ruta con “los mayores”, ha sido todo un deleite para los demás. Su empeño por ir con el grupo, su habilidad en el manejo de la bici, y las fuerzas y energías derrochadas para ir al ritmo de todos, ha sido todo un ejemplo de pundonor y sana afición hacia este hermosísimo deporte. Si la compañía es siempre determinante en estas vivencias de agro-bici que tanta felicidad nos reportan a chicos y mayores, la de hoy con los jóvenes socios ha sido una delicia.
