La climatología adversa, protagonista en gran medida de la pasada Semana Santa, ha constituido también un elemento determinante en el desarrollo de la ya tradicional Semana Santa Chiquita, que, desde hace ya más de tres décadas, pone el epílogo a la celebración Pascual en nuestro pueblo, el domingo siguiente al de Resurrección.
Aunque no llovía a las 11,30 de la mañana, hora prevista para iniciar el desfile mantero infantil, las amenazantes nubes que cubrían el cielo sobre la Iglesia de la Concepción (Hospital), donde tiene su sede canónica la cofradía organizadora, hacía proveer que pudiese caer algún chaparrón, por lo que se ha acortado el recorrido, discurriendo éste por las calles: Virgen del Soterraño, Placilla Vieja, Arrabal, entrada al Paseo de las Coronadas, y desde este lugar se ha vuelto al templo por la calle Santa Brígida.
Un total de 23 pasos, que han sido portados por más de 380 niños, han participado en una celebración que tiene como objetivo el promover y formar a la cantera de costaleros y cofrades que deben preservar en el tiempo esta tradición. El acompañamiento musical ha corrido a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores de Montemayor, y de la Banda Municipal de Música de Aguilar. Finalmente el tiempo ha acompañado, y aunque ha restado público y acortado el tiempo de duración, los niños, principales protagonistas de esta peculiar procesión, han podido cumplir sus anhelos y disfrutar de este día.