Los protocolarios actos romeros de la presentación del cartel y la edición de la Revista de Romería tuvieron continuidad en la noche de ayer sábado con el ya tradicional Pregón, que aconteció en la iglesia de la Veracruz. Nos acercamos así a las vísperas de los días grandes de la fiesta, que acontecerá el próximo fin de semana, cuando la Virgen de los Remedios sea trasladada al Santuario de la Fuente de Don Marcelo.
Ataviada ya con el traje de pastora, la Virgen presidió ayer el protocolario acto del Pregón Romero que ha alcanzado en el 2018 su XXXVII edición. El aguilarense Juan Bautista Calvo- Rubio Burgos ha sido el designado para ensalzar con la palabra esta celebración y convocar a los romeros para renovar las emociones y vivencias que deparan cada Romería. Fue precedido en el atril de la Veracruz por su presentador, el también aguilarense Jesús Bernabé Aparicio Pérez, quien trazó, con un fluido verbo, la trayectoria vital y profesional de Juan Baustista.
Docto en la oratoria, el pregonero disertó ampliamente sobre las ceremonias romeras y su significado, discurriendo por varios escenarios geográficos hasta ubicarse en la romería de Aguilar, a la que glosó como el resultado del esfuerzo de todo el pueblo exhibido en una celebración religiosa cargada de matices y modos festivos. Recordó su participación en las primeras romerías en los años de juventud, así como su primera experiencia de costalero bajo el trono de la Virgen de los Remedios allá por el año 1975.
Enfatizó estas vivencias como sustrato de los recuerdos que ligan su juventud al pueblo que le vio nacer y con el que mantiene un vínculo perenne que le hace volver a él cada semana. Enmarcó su ligazón a Aguilar con el fuerte arraigo familiar que siente y a través del cual vigoriza el orgullo de sentirse aguilarense. Y en ese ámbito situó también la devoción a la Virgen de los Remedios heredada en gran medida de la que profesaba a esta Imagen su madre.
Dedicó el pregonero algunos momentos de su alocución para poner sobre el atril algunas reflexiones personales y profesionales sobre la juventud, indicando la necesidad de educarla en valores como el del esfuerzo, deseo de superación y compromiso, para alcanzar unos frutos que redunde en la conquista de una sociedad con mayores cuotas de tolerancia y convivencia. Como epílogo a su pregón hizo una exhortación a los romeros para que vivan en plenitud la fiesta sin perder el sentido religioso que la impregna, e hizo votos para que esta se mantenga en el tiempo cohesionada con el sentir de todo el pueblo.