Después de varios años denunciando la atrocidad cometida por el alcalde que permitió que se colocase en ese lugar, por fin han rectificado y retirado la viga que obstaculizaba el paso en la acera de la calle Granada. Tal como reclamaban los vecinos y entidades culturales, sí era posible quitar la viga, tal como ha ocurrido recientemente. Quedan desmontados así los peregrinos argumentos que esgrimió el Ayuntamiento para justificar la colocación del póster de cemento. Ahora solo queda quitar el cableado ya que, con el apaño que han hecho, ha sido peor el remedio que la enfermedad.
Todo esto viene a cuento del estado deterioro que sufre el entono histórico del Cerro de la Silera, donde cada día es más evidente la dejadez y desidia de las autoridades municipales por mantener y conservar este espacio urbano tal como corresponde a un lugar donde se ubican los monumentos más emblemáticos del pueblo. Son muy numerosos los puntos denigrantes de este espacio, incluso existe un informe con todos ellos en un cajón del despacho de alcaldía, para que esta actué si existiese voluntad en repararlos. Por ahora no solo no es así, si no que conforme pasa el tiempo estos se van agravando e incrementando.
La Torre sin perinolas y la baranda de protección sin protectores es el resultado de la restauración llevada a cabo en el popular monumento. El azulejo roto en la pared aledaña a la Torre o la chapuza hecha en el paso de peatones del Centro de Día, con muchos adoquines ya movidos y levantados, pueden ser reflejo de la dejadez existente, por no hablar de la contaminación visual de cables, señales de tráfico, voladizos de azoteas, iluminación, jardineras rotas o sin flores, aparcamientos Plaza San José, etc., etc.