Como siempre, desde los más remotos tiempos, Septiembre se despide en Aguilar dejándonos una de las imágenes más ancestrales de nuestras ferias, como es el corro de gente en la puerta del Cristo de la Salud rodeando al director de la popular “Subasta de los Gallos”. Mucho han cambiado los tiempos y las formas en esta antigua tradición que remonta su origen a los propios umbrales de la Feria de San Miguel allá por el siglo XVIII. Cambios que le ha hecho evolucionar en los caracteres ( ya no se subastan las espadas para degollar a los gallos) pero que no han alterado sus esencias, y una de ella es permanecer su celebración anclada en la noche del día 29, Día San Miguel.
La feria del “Barrio Bajo” se ha desarrollado este año con unas inmejorables condiciones meteorológicas, lo que sin duda he redundado en la asistencia de público y en dimensionar su parte lúdica, y también la religiosa, ya que no hay que olvidar que la Novena al Cristo constituye otro de los atrayentes de las personas que bajan desde los barrios altos hasta la calle San Cristóbal. Sin olvidar que son los vecinos de esta calle y del barrio los que sienten con especial emoción estos actos, ya que forman parte de la idiosincrasia de los que nacieron y nacen en el antiguo arrabal.
La expectación que suscita la Subasta se acrecienta cada año y son muchísimas las horas que permanece viva, durando hasta bien entrada la madruga, o como ha ocurrido este año, hasta bien entrada la mañana, ya que han sido los rayos solares del nuevo día los que han marcado el final de la Subasta 2018.
Fotos: Pilar Ayala