Las obras de remodelación de la Plaza del Carmen continúan en su última fase con la actuación que se está llevando a cabo en el monumento del Cristo de los Faroles, que está siendo sometido a una restauración en los elementos que lo componen. Trabajos que se iniciaron hace una semana y que serán realizados por el escultor aguilarense Ricardo Llamas León, estando previsto que se prolonguen varios meses.
El proceso se ha iniciado con la colocación del andamiaje y la retirada de la cruz de la imagen del Crucificado. Esta va a ser el primer elemento que será sometido al proceso de limpieza que continuará, posteriormente, con los módulos que componen la peana y la cruz. La imagen está realizada en hierro fundido[1], mientras la cruz está ejecutada en piedra y la columna y capitel en mármol. La base o escalinata del monumento está conformada con bloques de piedra antigua[2].
Historia del Monumento.
Está documentado que el Monumento a la Santa Cruz se erigió en la Plaza del Carmen en el año 1902 a iniciativa del primer párroco del templo, el pontano Francisco Ruiz Gil, tras la autorización dada por el Ayuntamiento al tratarse de un espacio público. Originariamente la cara de la cruz donde se ubica el Cristo miraba para la puerta del Templo, estando rodeado todo por unos asientos de piedra cuyo respaldar era una barandilla de hierro.
Así se mantuvo hasta los años centrales del pasado siglo XX en los que, durante el mandato del alcalde Agustín Aranda Romero, se llevó a cabo la transformación del mismo, consistente en variar la posición de la cruz de forma que el Crucificado diese vista a la calle Carrera, y sustituir los antiguos asientos que cercaban al monumento por una reja de forja y cuatro columnas de piedra blanca, además de la colocación de ocho faroles con los que se imitaba al popular monumento de la Plaza de Capuchinos de Córdoba (Cristo de los Faroles).
Todo el trabajo de hierro y forja que se realizó en la mutación del monumento se ejecutó por el maestro herrero, Cristóbal Lucena Varo, en el taller que este tenía en la Calle Desamparados, junto a la Torre del Reloj.
[1] Originariamente fue de color blanco, tal como se aprecia en las fotografías antiguas, y el oxidado del hierro es el que le ha conferido el color amarillento que presenta actualmente.
[2] Son muy parecidos a los asientos de piedra que se ejecutaron en 1853 para colocarlos en el tramo del camino de Monturque (Avenida Miguel Cosano) y en la carretera de Málaga hasta el puente de Camarata. Estos asientos se utilizaron posteriormente en otros lugares como la Muralla o el costón que bajaba al Matadero, por lo que también pudieron ser reutilizados para conformar la base del monumento.