Sin duda uno de los estrenos más importantes de la Cuaresma 2019 – y de las últimas décadas- en el mundo cofrade local, es el nuevo retablo de María Santísima de la Amargura que se ha acabado de montar en estos últimos días en la capilla de Nuestro Padre Jesús Nazareno, donde recibe culto también la antigua Dolorosa nazarena, y con el que se ve cumplido uno de los anhelos más grandes que tenían los cofrades de esta hermandad.
La antigua Virgen de los Dolores, que pasó a advocarse de la Amargura a raíz de la fundación de su cofradía en 1924, contó con un retablo antiguo que fue desmontado en la década de los años sesenta del pasado siglo XX, conservándose aún algunas de las piezas que lo componían en el retablo del Nazareno, donde fueron reutilizadas. Desde ese tiempo la Virgen de la Amargura se ubicaba en su hornacina sin retablo, lo que hizo concebir a sus cofrades, hace ya una década, el ambicioso proyecto de construirle uno nuevo para embellecer y realzar el lugar de culto de su Titular.
Tan pretencioso propósito se inició con el diseño que realizó Ricardo Llamas León, inspirándose para ello en la estética que tiene la calle central del retablo de Jesús Nazareno, guardando así las similitudes propias de dos obras de arte que van a compartir un espacio común de ubicación. A partir de ahí se inició los primeros trabajos del proyecto, consistentes en la ejecución de toda la fase de carpintería -Cedro- que ha corrido a cargo de los hermanos García Ambrosio, iniciándose posteriormente el trabajo de talla que ha corrido a cargo del artista local Antonio Urbano Albalá. Antonio ha sido además el ejecutante de la última fase de construcción del retablo, que ha consistido en el dorado en pan de oro que ha sido aplicado también por él.
Tras una década de trabajos se ha concluido un portentoso proyecto patrimonial que vienen a engrandecer aún más el valor histórico-artístico de la Parroquia Mayor de Aguilar y ennoblecer el lugar donde reside una imagen que, además de la valía devocional que tiene para sus cofrades- constituye uno de los exponentes artísticos más valiosos de nuestra Semana Santa. Un sueño que ha ido tomando forma gracias a la labor de los artistas locales que lo han concebido y ejecutado y cuya grandeza y magnitud se puede contemplar ya en su lugar de ubicación. El retablo ha sido costeado por un cofrade y devoto de la Virgen de la Amargura.