Una exhibición de fuerza ante una situación que roza la desesperación en muchos pueblos. Eso es lo que esperan los agricultores de la provincia para este viernes, cuando corte durante una hora la autovía de Málaga unos 3.000 tractores llegados de toda Córdoba.
Esos son los cálculos que maneja el presidente la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Córdoba, Miguel Cobos, que reconoce que “los ánimos están caldeados”. “Los agricultores estamos hasta arriba de aguantar precios por debajo del coste de producción, y vemos que las administraciones, todas, la Junta, el Gobierno y la Unión Europea, están mirando hacia otro lado. Se echan fotos, hacemos reuniones, pero no tenemos soluciones complejas a un problema complejo”, afirma Cobos.
Ante un panorama de complejidad máxima, el campo cordobés se va a mover. Lo hará con dos tractoradas. La primera tendrá lugar en la tarde de este jueves en Adamuz, a la que acudirán agricultores desde Villafranca, Obejo, Villanueva o Montoro, con la idea de paralizar la localidad e ir calentando el ambiente para la segunda y definitiva.
Ésta tendrá lugar en la mañana del viernes y se espera la participación de unos 3.000 tractores llegados de dos de las comarcas agrícolas más importantes de Córdoba, la Subbética y la Campiña, en las que los bajos precios en origen están asfixiando a la población. El plan de las cuatro patronales -UPA, COAG, Cooperativas Agroalimentarias y Asaja-, a la que se ha sumado Acora, es unir varias columnas de tractores en los dos sentidos de la A-318, la Autovía del Olivar entre Cabra y Lucena, antes de las 11:00.
Entre las 11:00 y las 11:30 todos los asistentes se concentrarán en el aparcamiento del campo de fútbol de Lucena, y desde allí partirán hacia la autovía A-45 donde los 3.000 tractores cortarán el tráfico rodado durante 6 kilómetros. Es decir, entrarán desde la rotonda de la salida Norte de Lucena y saldrán de la autovía por la salida Sur.
En total, calculan que el corte de tráfico en la A-45 durará poco más de una hora, y congregará a agricultores de Lucena, Cabra, Priego, Puente Genil, Luque, Cañete, Espejo, Fernan Núñez, Aguilar de la Frontera, Baena, Carcabuey, Doña Mencía, Moriles, Monturque, Iznájar, Benamejí, La Rambla o Fuente Tójar, entre otras localidades. “Son pueblos donde lo están pasando muy mal porque el olivar que se practica en estas zonas tiene un alto costes de recolección, y con los precios actuales están abonados a la ruina”, explica Miguel Cobos, que advierte a la administraciones: “Si se muere el olivar, se mueren los pueblos”.