Las bibliotecas públicas municipales fueron el único instrumento válido para que las personas que residían en un pequeño municipio o en una zona rural tuviesen las mismas posibilidades de acceder a la cultura que las que residían en una zona urbana o en una gran ciudad. Las posibilidades de acceso a la cultura en los pequeños núcleos rurales, alejados de las grandes aglomeraciones urbanas, eran muy limitadas.
A este respecto, las bibliotecas públicas municipales constituyeron en muchas localidades andaluzas el único espacio abierto a la cultura, el único lugar donde un ciudadano encontraba al alcance de su mano un volumen importante de recursos culturales capaces de suplir las carencias que se derivaban del hecho de residir en un lugar pequeño y alejado de las rutas que transitan habitualmente los grandes eventos culturales.
Aguilar inauguraría su primera Biblioteca Pública Municipal a principios de la década de los años setenta del pasado siglo XX, siendo instalada en la sala de las antiguas pescaderías (ocupadas actualmente por la Jefatura de la Policía Local). Este interesante documento gráfico muestra el momento de la apertura al que asistió el gobernador civil, Manuel Hernández Sánchez, y el alcalde Miguel Cosano Moriana. El primer bibliotecario de la localidad fue el poeta Vicente Núñez Casado, cuya inconfundible figura (fumando un cigarrillo Goya) se distingue en el margen derecho de la instantánea.