Se ha ido Almudena a ese lugar donde ya por siempre será inolvidable. Ahora vive más que nunca pese a quien le pese.
Ser pueblo tiene las mismas derivas que ser persona. Los errores y los triunfos forman parte de nuestro acervo histórico,los cuales van conformando una singular personalidad.
Hoy, más que nunca, me siento orgullosa de ser pueblo, porque ha sido el pueblo quien ha decidido que Almudena Grandes merece un lugar destacado en la historia de la literatura española. Ha sido el pueblo, quien, con sus libros en mano, se fue al cementerio civil de Madrid a despedir, con repentina y aguda pena, a una persona que se fue demasiado pronto y a la que le tenemos que agradecer que nos diera protagonismo y significado en su obra.
Desde los más cultos a los menos instruidos,lágrimas de palabras llenan artículos, comentarios, columnas, crónicas de radio o televisión. Cualquier medio del que podamos servirnos para compartir un dolor comunitario por su ausencia.
Los políticos de su pueblo no estuvieron a la altura. La ningunearon, la obviaron porque era roja, sencilla, acogedora, amiga de sus amigos, humilde. Pueblo.
A una parte de España no le gusta el pueblo, tan chabacano, ruidoso, sufriente, pedigüeño, irreverente, que no merece sentarse a su mesa de oropel y vajillas con nombre de cartujas. Hacen como que no nos ven, como que estamos ahí para servir sus mesas o quitar sus mierdas. No oyen lo que tenemos que decir. Pero Almudena cogió la pluma, dibujó épocas históricas con personajes “ficticios” que tenían el rostro de muchos de los nuestros y escribió historias con palabras tan bien articuladas, que todos entendimos que estaba hablando de nosotros.
Comparto tu dolor, hermano, hermana en Almudena. Se nos ha ido una de las nuestras, y si algo heredamos además del sudor de la frente para ganarnos el pan, fue el orgullo legítimo de pertenecer a una clase a la que no se le regaló nada.
No se si tendrás biblioteca con tu nombre, no se si algún día alguno de los políticos o políticas de tu pueblo llegarán al consenso de nombrarte hija predilecta de Madrid, te prometen nombrar una futura calle de la capital, pero qué importa, ya has conquistado miles de corazones.
Tienes verdaderas avenidas de admiración, auténticas banderas de verdad, que ondean en los corazones de quienes te aman por el admirable hecho de habernos sacado del anonimato de la historia y habernos dado la dignidad que durante demasiados años nos estuvo negada.
Ha muerto Almudena Grandes ¡Viva por siempre Almudena!
Carmen Zurera Maestre