Diego Igeño
Después de un tiempo sin aparecer por aquí el historiador, volvemos a ponernos el traje de cultivador de Clío para hablar de un periódico de orientación socialista editado en Aguilar durante dos épocas diferentes: La Nave. La excusa ha sido la donación realizada en estos días de un ejemplar al Archivo Municipal por Rafael Rebollar Prieto. Se lo agradecemos enormemente al tiempo que deseamos que cunda el ejemplo por cuanto estos documentos pierden en los cajones su verdadera razón de ser, la de informarnos sobre el pasado, en este caso sobre una etapa tan apasionante para nosotros como fue la II República.
Hemos ya hablado en alguna ocasión sobre este rotativo. Teníamos clara su existencia en los años del “Trienio Bolchevista” gracias a las aportaciones del notario de Bujalance Juan Díaz del Moral. En su libro Historia de las agitaciones campesinas andaluzas se indica que era el órgano de la agrupación y juventud socialista aguilarense, que se publicaba los días 15 y 30 de cada mes y que empezó su vida en noviembre de 1918. Lo tildaba como “socialista radicalísimo” e indicaba, asimismo, que defendía la política de Manuel Hilario Ayuso, candidato republicano del distrito que había sustituido a nuestro paisano Jerónimo Palma (p. 502).
Posteriormente, gracias al testimonio de Manuel Lucena, dueño de la imprenta que lo confeccionaba, La Veloz, supimos que había sido reeditado en algún momento del quinquenio republicano. Esta valiosa noticia la verificamos más tarde con documentos de nuestro archivo en los que se nos hablaba de esta andadura que se iniciaba el 10 de enero de 1933. Pero no ha sido hasta ahora cuando hemos podido tener un ejemplar en nuestras manos.
Su análisis nos ha proporcionado varias informaciones. La primera que estaba dirigido por el tipógrafo ilustrado Antonio Prieto Álvarez, luego asesinado en Puente Genil en los primeros días de la guerra y director también como mínimo de otro periódico que también conocimos en su día gracias una vez más a la amabilidad de Rafael Rebollar: Prosperidad.
La Nave tenía una tirada decenal, volvía a proclamarse órgano de la Agrupación y Juventud Socialista, se domiciliaba en la calle Cánovas del Castillo, 50 (Casa del Pueblo) y lanzó a la calle al menos tres ejemplares de tamaño folio (con ocho páginas el número que tenemos, el tres, fechado el 30 de enero de 1933, aunque ahí se anuncia otra próxima entrega con cuatro hojas más y mayor tirada debido “a la singular acogida”). En él aparecen firmas entonces muy comprometidas en la difusión del ideario socialista como el alcalde de Villanueva del Duque Miguel Ranchal, fusilado en Barcelona en la posguerra, el dirigente ugetista Antonio Bujalance López o el montillano Manuel Castro, ambos también ejecutados, la activista Angeles Castenet y el cordobés Manuel Luna Luque.
Entre los colaboradores locales están el director Antonio Prieto, el ubicuo Fernando Félix (José Varo de Castro) y un colaborador que firmó con su propio nombre vuelto del revés: Anjú Vesnié Dezmén.
Había, como no podía ser de otro modo, sitio para la publicidad. Concretamente, vemos insertados dos anuncios. El primero, en el interior, ocupaba media página y era múltiple pues estaba dedicado a publicitar la cerveza Alhambra, a la Azucarera Antequerana y a los productos de la casa García Berdoy (maquinaría agrícola, arados, superfosfatos y abonos), cuyo distribuidor en Aguilar era Francisco León Serrano, a la sazón concejal lerrouxista del ayuntamiento. En cuanto al segundo, se insertó en la contraportada, a toda página y estaba dedicado al establecimiento de tejidos de Rafael Pedrajas, ubicado en la calle José Canalejas, 29 (actual Carmen).
En el decenal, por último, hay espacio para la crónica. En este sentido, se hace eco de un magno acto de propaganda sindical en Aguilar organizado por la FNTT de la UGT. Fue presidido por Antonio Cabello, presidente de La Razón y celebrado en Las Flores. Participaron, además de Cabello, M. Sánchez de Montilla y Pedro García García, diputado socialista por Valencia y vocal del Instituto de Reforma Agraria.
Insistimos, para terminar, en el ruego de que nos hagan llegar sus “viejos papeles”. Ello nos permitirá seguir escribiendo –o reescribiendo- la historia de nuestro pueblo. Gracias de antemano.
