Sierra.

Nada cambia de la noche a la mañana porque sí; porque para que las cosas cambien hay que hacer cambios. Hace varios años que la Hermandad de la Caridad  hizo suya esta máxima y comenzó a buscar salidas a la situación de estancamiento que había generado en la cofradía el que optase por el  silencio en sus primeros años de existencia. El cambio de carisma que era inherente a la decisión que tomaron después de convertirse en cofradía de barrio, al construir la iglesia del Beato Nicolás en el Cerro Crespo, hacía necesario un acompañamiento musical al que se opuso siempre el reducido grupo que ostentaba el poder en la hermandad.

Y así, hemos visto como su cuerpo de nazarenos apenas crecía, se diría incluso que decrecía y no terminaba de anclar como el pórtico multitudinario de la Semana Santa de su barrio. Tuvieron que comprimir incluso los dos pasos en uno para no dejar de procesionar a la imagen de la Virgen y San Juan. En una palabra, la hermandad se iba desangrando año tras año sin que los responsables doblegasen la sin razón de mantener a una cofradía de barrio en silencio. Esta atípica situación lastró la evolución natural de la hermandad hasta llevarla a un trance nocivo que la ha debilitado considerablemente.  

Llegó la nueva directiva, y conscientes del perjuicio que había provocado el inmovilismo de sus antecesores, decidieron pasar página e iniciar una nueva etapa en la trayectoria histórica de la joven institución, y, tras consultar a los hermanos en un plebiscito, estos respaldaron casi por unanimidad la propuesta de llevar banda en la estación de penitencia. El Covid-19 abortó el que iba a ser el primer Lunes Santo con música, y han tenido que trascurrir otros dos para que, dios mediante, la Caridad procesione con banda de tambores.

 En breve se hará realidad el anhelo de los hermanos de la Caridad, y gran parte del mundo cofrade local, de que la música cofrade llene las calles por donde pase Jesús Cautivo y la Virgen de la Concepción. Y no hay que descartar que esta innovación les lleve a cambiar también el modelo de cofradía para virar a uno con el que se identifique más el entorno donde se ubica su iglesia y en el que debe encontrar los cientos de potenciales hermanos que necesita para convertirse en la cofradía del barrio más populoso y moderno del pueblo. Había que cambiar, y la cofradía del Cerro Crespo ha comenzado a hacerlo. Más vale tarde que nunca.

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