Y llegó la primavera cargada de pasión en el viejo Ipagro, tras el parón de dos años por la pandemia, y una cuaresma llena de eventos ha sido el mejor preludio al tiempo anhelado, que tuvo en la noche de ayer, Viernes de Dolores, el glorioso pórtico que da la entrada a la Semana Santa post- COVID.
Una Cuesta de Jesús colmada de gentes de todas las edades y condición, puso de manifiesto la ilusión que se tiene porque las cofradías regresen a las calles llenando de alegría y bullicio, como antes, a la ciudad. La Bendición del Nazareno es el arranque simbólico del Tiempo de Pasión en Aguilar de la Frontera, una cita fundamental también en lo anímico, este año, ya que presagia que todo volverá a ser como fue siempre, por los siglos de los siglos.
La Semana Santa es la primera de nuestras tradiciones que recuperamos tras la larga agonía del desaliento sufrido, una celebración que forma parte de nuestra cultura y es importante cuidarla y promocionarla, como una tradición vinculada a las creencias y emociones, pero también de generación de actividad económica y fijación de la población.
Será la Semana Santa de la esperanza pues las previsiones sanitarias y climatológicas son magnificas. Todo está preparado para vivir lo soñado durante tan largo tiempo, y Jesús Nazareno volvió a convocarnos a esta celebración congregando en la Cuesta una multitud que refrendaron con su presencia los deseos de volver a la regla que marca la costumbre del pueblo.
El Nazareno salió al atrio del templo y los romanos pusieron la banda sonora al día mayor de las vísperas, ese que marca la frontera entre los soñado y lo vivido. Aguilar estrenó ayer su Semana Santa del 2022 como nunca antes lo había hecho.