Nos remite esta bonita fotografía a ese tiempo pasado en el que la afición al balompié alcanzó cotas míticas en nuestro pueblo, y no solo por los grandes equipos, esos conjuntos de leyenda que quedan indeleblemente fijados en la historia del fútbol y en la memoria colectiva, sino también por el fútbol local, representado esos años por el recién fundado Club Deportivo Aguilarense.
Inolvidables para toda una generación fueron las tardes de domingo de los años cincuenta, en las que el fútbol convocaba a una muchedumbre de personas, jóvenes y mayores, que acudían ávidos por disfrutar de su equipo al denominado “Estadio de la Membrilla”; esa gran explanada que servía igualmente de lugar de esparcimiento de nuestros padres y abuelos (se denominó Paseo de Oriente) y de recinto ferial en los días tórridos del mes de agosto en los que Aguilar celebra sus días feriados.
A mediados de dicha década, una simple valla cortaba la calle delimitando el recinto destinado a la competición deportiva. La bucólica imagen plasma en el papel el momento en el que los taquilleros recogían las entradas a los aficionados que accedían al campo, y supervisando esa tarea aparece una persona de gran popularidad en aquellos años, conocido con el cariñoso apodo de “Pajarillo”.