
El segundo fin de semana de mayo ha estado cargado de actividades lúdicas y culturales, y también religiosas, ya que, en la jornada de ayer sábado, la cofradía de la Virgen de la Cabeza celebró su anual procesión de gloria recorriendo las calles aledañas a la parroquia del Soterraño.
Tras dos años de interrupción por la situación sanitaria, esta antiquísima cofradía -fundada a mediados del siglo XVI en la iglesia de la Coronada-, ha recuperado el culto externo, y lo ha hecho con importantes estrenos, como han sido la reforma del trono, la nueva peana de la Virgen, la medialuna de plata, etc.
Aguilar fue la quinta hermandad filial de la Romería de la Virgen de la Cabeza, y desde tan remotos tiempos del siglo XVI acudía al Cerro del Cabezo (Andujar), en el último domingo de abril, para participar en la romería. Las prohibiciones de los obispos ilustrados del siglo XVIII afectaron negativamente a la continuidad histórica de esta cofradía, que quedó temporalmente extinguida. A mediados del siglo XX fue reorganizada, pero no llegó a consolidarse, por lo que, no sería hasta los años noventa del pasado siglo, cuando un grupo de cofrades que visitan el Santuario, deciden recuperar la hermandad y su actividad cultual, aunque sin peregrinar al Santuario de Sierra Morena.
En su recorrido procesional, el cortejo que acompañaba a la cofradía entró al Llano de las Coronadas, rememorando así el lugar donde residió originariamente esta imagen mariana. Un bello exorno floral enaltecía el trono en el que se portaba a la Virgen, siendo esta una talla del siglo XVII, de un gran valor histórico y artístico, y también devocional, tal como testimonian los numeroso exvotos que se muestran en su capilla.


