Siempre es espectacular contemplar las puestas de sol en Zóñar. Personalmente, me guata tal cual, en cualquier estación del año, aunque en primavera y verano la gama de colores que se proyectan en el firmamento es abrumadora y le dota de una profundidad infinita.
En primer plano el azul se convierte en una franja de cielo inefable, de acuarela, que va mutando las tonalidades conforme va quedando menos tiempo de luz solar, lo que convierte a la instantánea en una foto potente.
Posiblemente las puestas de sol más bellas de todo el año se de en estas fechas, en las que el astro rey desciende lentamente sobre el horizonte que dibuja los olivares que pueblan los cerros de Colín, Pajarito, Cantillos, la Casilla Alta, Chica, etc.