
Fue a mediados del pasado siglo XX cuando se levanta la primera promoción de viviendas públicas (pisos) destinadas a acoger a muchas de las familias que vivían acinadas en las viejas casas de vecinos. A aquella primera promoción se le denominó “La Bética”, aunque popularmente se conocieron como “los pisos chicos”, sobre todo cuando se levantaron los otros bloques, de mayores dimensiones habitacionales. Todas estas promociones de pisos dieron lugar a la actual Barriada del Carmen.
Todos los edificios se levantaron en el paraje rústico de la Dehesa Vieja, sin previa urbanización del mismo, por lo que, durante décadas, el entorno de las viviendas era un escampado polvoriento en verano y un lodazal en invierno. Aun así, para las familias que tuvieron la suerte de que le asignasen un piso fue un progreso trascendental, ya que, muchas de ellas, vivían en habitaciones con espacio comunes, la mayoría sin agua corriente, luz o saneamientos.
Pero sin duda, el avance más significativo fue para los pequeños moradores del incipiente barrio, que vivieron su niñez y mocedad en un entorno que les marcaría el recuerdo de ese tiempo añorado de los felices años de la infancia y primeras andanzas de la juventud.