
Con el fresco de la mañana, de este sábado vísperas del Corpus, se ha desarrollado la actividad “Paseos por la Historia”, que ha dado a conocer el protagonismo que adquirió nuestro pueblo durante un periodo dilatado de nuestro pasado, que abarcó desde el último tercio del siglo XVIII a la primera década del XX, en el que se dio el fenómeno social conocido como “el Bandolerismo Romántico”.
De la mano del guía, Antonio Maestre, autor de la monografía que recoge el desarrollo del bandolerismo en Aguilar de la Frontera, se ha realizado un recorrido por las calles más céntricas de la población, y, a través de él, se han mostrado algunos de los escenarios en los que acontecieron acciones protagonizadas por los bandoleros más conocidos y populares de ese tiempo, como fueron José María el Tempranillo, los Niños de Écija, el Vivillo, el Lero, El cojo de Benamejí, el Pernales, etc.,
Maestre ha narrado también las hazañas y desventuras de los dos bandoleros aguilarenses, Fray Antonio de Legama y Diego Alhama, quienes alcanzaron gran notoriedad por sus correrías y asaltos, protagonizando distintos avatares históricos relacionados con esta lacra social. Así, ha contado, llegados a la puerta de la casa señorial de los Burgos, el asalto y secuestro que sufrió don Juan de Burgos Luque a manos del bandolero Diego Alhama, quien consiguió entrar en la casa y hacerse con un cuantioso rescate, y también como, después de más de tres años de andanzas por el pueblo y su ruedo, Diego Alhama fue abatido en el Llano de la Cruz de un tiro practicado por su primo Francisco Jiménez “Tablones”, quien encabezaba una partida armada que andaba en su búsqueda.
Durante el recorrido se han hecho parada también en varios escenarios, como la puerta de la antigua Cárcel Nacional, en la calle Pescaderías, en la que “el Fraile” estuvo preso durante un mes tras ser capturado en la Alameda de Tiscar, junto al río Cabra, por el cabo Manuel Navarro, perteneciente a la cuadrilla de fusileros que lo estaba persiguiendo. El famoso y temido bandolero de Aguilar delató en este presidio a sus compadres de la gavilla de los Niños de Écija, en un intento de alcanzar el indulto que lo librara de la pena de muerte, pretensión que no alcanzó, por lo que fue ejecutado a garrote vil en la ciudad de Sevilla.
Ha hablado el historiador local de las causas y motivos que originaron el que, durante un periodo tan extenso de tiempo, que comprende varios siglos, se diese con tanta virulencia la problemática del bandolerismo, y a ello contribuyó de manera destacada la guerra de la Independencia y las guerras Carlistas, la inhumana situación de precariedad existencial que sufría la mayoría de la población, y también las carencias del sistema legal y penal de nuestro país.
Ha señalado Maestre que, aunque los escritores y periodistas extranjeros, que recorrieron Andalucía durante el siglo decimonónico, ofrecieron una visión idealizada y dulcificada de ese fenómeno, la realidad que se desprende de la documentación histórica es más certera en señalar a esta cuestión como una de las rémoras y lacras sociales más crueles que soportaron los aguilarenses y andaluces en esos siglos.
A esa perspectiva idealizada y romántica del problema del bandolerismo contribuiría también la literatura española con obras como “la Duquesa de Benamejí” escrita por los hermanos Manuel y Antonio Machado, o la famosa novela de Prosper Mérimée “Carmen la Cigarrera”. Ha rematado el guía indicando que si se desnuda el fenómeno del bandolerismo de todo ropaje verbal, sin buscar sus causas ni consecuencias, sin enjuiciarlo apriorísticamente, sólo nos quedan unos hombres que asaltan, roban, matan, extorsionan…casi siempre en el campo.
