
La importancia que Vicente Núñez tuvo para las letras españolas traspasa fronteras. El carácter «exquisito y singular» de su poesía y su magnetismo personal han hecho que sea inmortal su memoria y recuerdo.
El Vicente Núñez más humano nos lo describen los escritores Fernando Ortiz y Juan Lamillar, quienes evocan uno de sus encuentros con él. Ortiz asegura que el poeta «era un histrión consumado y allí, en su mesa de (la taberna) El Tuta, oficiaba de anfitrión con los huéspedes que deseaban visitarlo». Allí mismo Lamillar recuerda que recibía «voces y apretones del mundo que él controlaba y quería». «Era el poeta de la memoria y lo transitorio, de la amistad, de la carne que deseamos y amamos, de la lucidez, de lo extravagante, del futuro que labraban sus versos», apunta en su texto.
Hoy, en las vísperas del 20 aniversario de su fallecimiento, lo recordamos en “Imágenes Vividas” a través de esta histórica fotografía tomada en la Plaza de San José, a principios de los años ochenta, durante la visita que Carmen Romero, licenciada en Filosofía y Letras y esposa del entonces presidente del Gobierno, Felipe González, realizó al poeta aguilarense, por quien sentía una profunda admiración.