Septiembre nos llega todos los años con el aroma de los nardos que nos evoca las tardes de novenario en la Parroquia Mayor y la procesión solemne que recorre las calles el día 8 como manda la tradición. Ancestrales ritos en los cultos a la Patrona con los que el pueblo renueva cada año su amor filial a Santa María del Soterraño.
Así ha sido un año más, y, tras una fervorosa novena, la procesión de la Virgen ha puesto el broche de oro a unas jornadas marcadas por la devoción y tradición fijadas en el tiempo pasado y presente por la religiosidad popular y el entusiasmo de la joven cofradía que le rinde culto.
La bella y antiquísima imagen de Santa María del Soterraño ha vuelto a recorrer las calles de Aguilar en una tarde septembrina marcada por el calor, la fragancia de las rosas blancas y rojas que engalanan el trono de la Virgen y la música procesional interpretada por la Banda Municipal que acompaña en la comitiva a la representación de la Corporación Municipal.
Noche, también, donde la Tuna aguilarense ofrece sus mejores versiones musicales a la Virgen en distintos puntos del recorrido, lo que reúne en los mismos a numeroso público. Tres horas ha tardado el cortejo en recorrer la carrera oficial, ya que a las once de la noche se quemaban los fuegos artificiales que han enaltecido la entrada del paso nuevamente en el templo, donde se ha entonado como despedida el himno de la Virgen.
