Septiembre nos trae dos citas con la costumbres y tradiciones religiosas más ancestrales de nuestro pueblo. Dos imágenes de la Virgen – Soterraño y Antigua- refrendan una devoción anclada en los siglos que ha permanecido inmutable a pesar de los avatares sufridos por las dos efigies que las encarna.
El 8 de septiembre se rememora la Natividad de la Virgen, y el día 12 de ese mes se celebra el Dulce Nombre de María. Dos citas que en Aguilar tienen nombre propio con sendas imágenes cargadas de historia y ritos que han alcanzado hasta nuestros días. En 1530 se hallaba a la Patrona en un subterráneo durante las obras de ampliación de la Parroquia, y en 1543 se levantaba en las huertas del río la ermita de la Antigua, declarada Protectora de la localidad.
En tan larga trayectoria devocional, la Virgen de los hortelanos acabó habitando en el pueblo acogida en un hermoso camarín de la iglesia del Hospital, construido por don José Marcelo García de Leaniz cuando este fue hermano mayor de la Hermandad de la Caridad, y desde ese templo continúa procesionando cada mes de septiembre por las calles del Barrio Bajo y en la alegre mañana del Domingo de Resurrección.
Una popular verbena anima los días del Triduo en la calle Santa Brígida, y fiel a su cita, la Virgen sale en procesión evocando aquellos tiempos, ya lejanos, en los que lo hacía por el Real de la Feria cuando esta se celebraba en los días de su festividad del 12 de septiembre.