
Martirio.
No sé lo que está pasando en España entre el gobierno y los jueces pero, para una persona de la calle como yo, todo esto me parece un patio de vecinos de un barrio marginal de una ciudad cualquiera. Por regla general, no suelo creer a ninguna de las partes cuando hay política de por medio. La verdad es que tampoco tengo ni idea de lo que está pasando. Podría ser que el gobierno tenga razón y los jueces estén presionando buscando conseguir algo, pero también podría ser que tuvieran razón los jueces y la ley hubiera que retocarla un poco. Me refiero, claro está, a la ley del “sólo sí es sí”. Pero aparte de todas estas refriegas, lleve razón el que la lleve, me da la impresión de que hay un poco de mala leche por ambas partes. Ninguno quiere dar su brazo a torcer y lo peor es que, mientras tanto, violadores y pederastas están haciendo su agosto. Ya van varias decenas de presos que han salido de la cárcel o han visto reducidas sus condenas considerablemente. Creo que si hubiera un mínimo de buena voluntad por ambas partes ya han tenido tiempo suficiente para dialogar y enmendar el fallo, esté donde esté.
Ahora se nos viene encima otra ley que es la de la malversación. Las personas de a pie no entendemos de estas cosas pero hoy he escuchado unas declaraciones que, para mí, han sido muy esclarecedoras. Llevan diciendo unos días que el aprobar esta ley no va a suponer ninguna ventaja para los malversadores condenados. Según parece, si el malversador no se ha lucrado personalmente con sus malversaciones, el delito es mucho menor. Pero claro, para que una persona sea fuertemente castigada habrá que demostrar claramente que se ha enriquecido con esa malversación. ¿Y si esa demostración no es posible porque el dinero no está a su nombre o, simplemente, ha desaparecido y ya está? Pues parece ser que esa persona poco menos que se va a la calle con sus manos limpias. Griñán, Jonqueras y un largo etcétera están frotándose las manos deseando que la ley empiece a funcionar para empezar a pensar dónde van a pasar sus próximas vacaciones. Yo no sé si es que hay que pagar el apoyo de los independentistas o hay otras razones por ahí que se me escapan pero, a día de hoy, los informativos con la política nacional me parecen lo que dije antes: un patio de vecinos de un barrio marginal de una ciudad cualquiera.