Si miramos el Sábado de Gloria vivido en el día de ayer con la perspectiva del tiempo no podemos por menos que calificarlo de histórico. La expectación creada ante el anuncio de que el paso de la Virgen de los Dolores sería portado por costaleros tuvo una acogida espectacular en el público y en la propia hermandad, ya que fue significativo el número de hermanos y mantillas que conformaron el cortejo.
Esta innovación o estreno ha sido sin dudad uno de los hitos más destacados de la Semana Santa del 2023, y todo un acierto por parte de la hermandad, pues, el desfile procesional, y sobre todo la belleza de este paso, se ha visto acrecentada de forma notable. Nadie puede decir que la evolución experimentada no ha sido positiva.
No solo se ha resuelto un problema grave que venía arrastrando la cofradía con el tema de los costaleros, si no que se ha recuperado la estampa antigua y originaria de esta procesión, ya que, desde su primera salida, a principios del siglo XX, la imagen fue portada en una canastilla con los hombres por dentro (aunque sin costal).
Ayer asistimos a un encuentro o mirada al pasado, a la historia memorable de esta hermandad de la que es heredera. A un tiempo en el que se alcanzaron logros patrimoniales tan destacables como la adquisición en Sevilla de la bellísima canastilla que ayer lució con esplendor al recuperar los cánones estilísticos originarios. Ayer, la congregación Servita hizo historia y todos los cofrades debemos alegrarnos por el éxito obtenido.
