Martirio.
Ya tenemos todas las cartas sobre la mesa. Conocemos a todos los pretendientes de los 17 sillones del Salón de Plenos del Ayuntamiento. Unas caras son nuevas y otras ya las conocíamos de hace tiempo, unas para bien y otras para no tanto. Cada uno lleva su idea. Unos se presentan, simplemente, para trabajar por su pueblo, otros para que les sirva de trampolín a Diputación o a cualquier otro cargo político, otros se ponen delante del espejo y se imaginan con su traje nuevo y el bastón de mando, igual incluso practican posturitas de cómo llevarlo. Otros con miedo a no dar la talla y otros con la ilusión de hacerlo mejor que su antecesor o antecesora. Todos con sus luces y sus sombras.
En el momento que empiece la campaña nos bombardearán con promesas y más promesas, muchas de ellas imposibles de llevar a cabo y otras ya casi realizadas. Pero eso no importa, porque España será de los pocos países del mundo donde puedes prometer una cosa y al día siguiente desdecirte de todo lo prometido, sin que tenga ninguna consecuencia. Puedes prometer trabajo, viviendas, lo que se te ocurra, y después hacerte el longui, pasar del tema totalmente y nadie te va a pedir responsabilidades. Ahí tenemos, por ejemplo, el Parque Agroalimentario. Se han expropiado terrenos, se han gastado una millonada y ahí está, sirviendo de escombrera y de reserva para los conejos. Vamos a ver quién es capaz de desliar ese embrollo. Si no recuerdo mal, ya tuvimos hace años otro buen lío. Aguilar debía más de 2.000 millones de pesetas a bancos y administraciones y fue Carmen Flores la única capaz de desliarlo. ¡Qué tiempos aquellos, anteriores a Carmen, en que se perdían millones de pesetas y subvenciones como los 190 millones del Teatro Español y no pasaba nada! Después hubo otros 16 años en los que la cosa se enderezó un poco. Lo malo es que en 16 años no podemos decir que el balance fuera espectacular. El PASUR, la Avda. de Córdoba o el Auditorio de Desamparados fueron quizás los logros más importantes. Muchos años para tan poco bagaje y no muy positivo en la mayoría de los casos.
Hay otros partidos pero, como no han gestionado nunca el Ayuntamiento, no sabemos cómo lo pueden hacer. Por lo que proponen en los plenos y sus comentarios en las redes, tampoco veo muy claro que sean capaces de hacer grandes cosas si consiguieran el sillón central del Salón de Plenos.
Todas las promesas que nos hagan no dejan de ser un ejercicio de Fe, de creer en algo que no vemos, y quizás ni veamos. Para aclararnos un poco, quizás sería bueno que nos remontáramos a hace poco más de 20 años y analizar, desde entonces hasta ahora, todo lo pasado y, posiblemente, se nos aclararían muchas cuestiones y dudas.
Pienso que en estos 4 años se han cometido errores, por supuesto. Esta gente, quizás adolezca de aquellas actitudes que a otros, antaño, les sobraban. La palmadita en la espalda, el tomarse copas con todo el mundo, mentirte en tu cara con una sonrisa de oreja a oreja para que te fueras a tu casa contento sin haber resuelto nada y muchas más facultades. Pero estos no son así. Te dicen las cosas tal y como son, aunque no nos gusten. No pierden el tiempo en bares, lo dedican a trabajar o a la familia. Incluso, quizás, no sean ni graciosos. Si la cosa tiene arreglo te lo dicen y si no, también.
Hay quien va diciendo por ahí que si IU no saca mayoría van a pactar todos los demás partidos para quitarlos del poder. Creo que harían un flaco favor a Aguilar. Es por ello por lo que si queremos empezar a despegar necesitamos un partido con mayoría para que los demás no puedan llenar el camino de piedras.
Yo tengo muchas ganas de ver un teatro en condiciones en mi pueblo, de tener unas viviendas para los mayores, de ver los terrenos del PASUR convertidos en algo productivo, de ver la ciudad de los niños y mil proyectos más que los demás los dejan en promesas. ¿Quién me asegura a mí que si entran los van a llevar a buen puerto? A IU les veo ganas, preparación y, sobre todo, lo más importante: Carmen ha demostrado que es capaz, sabe hacerlo y sabemos que, si es posible, no va a parar hasta conseguirlo. Los demás, son sólo eso: promesas.
