
Cuando el verano inicia su ciclo anual en la aletargada noche de San Juan, el recuerdo nos evoca la figura del poeta inmortal, Vicente Núñez, quien nos dejó el 22 de junio del 2002. 75 años después de su nacimiento se marchaba para siempre “el hermano menor” del grupo poético cordobés “Cántico”, que integraron Juan Bernier, Pablo García Baena, Ricardo Molina, Mario López y Julio Aumente, herederos espirituales de Luis Cernuda y renovadores de la poesía española.
Por eso, cuando junio llega a su ocaso, en la vieja Poley se reaviva la memoria de quien fue el célebre trovador de las Epístolas a los Ipagrenses, consagrando en ellas la pasión que tuvo por el pueblo donde vio la luz por primera y última vez en su vida. Nada puede eternizar mejor su memoria que recordarlo sentado en la mesa de blanco mármol de la taberna del Tuta compartiendo tertulia en torno a una copa de vino y una cajetilla de Goya.
En esta ocasión los privilegiados acompañantes eran Ramona Zurera Maestre y el joven sacerdote, Antonio Caballero Medina, de feliz recuerdo en nuestro pueblo.