Dice el refranero popular que «nunca llueve a gusto de todos» y que los hombres y las mujeres del campo siempre se encuentran a disgusto: tanto si el cielo descarga con fuerza como si lo hace con poca intensidad. El problema, y ahí sí hay unanimidad, es cuando la falta prolongada de precipitaciones se convierte en una anomalía meteorológica. Es lo que ha ocurrido en los últimos tiempos en la cuenca del Mediterráneo, provocando en Córdoba una sequía que arroja cifras históricas, cifras como que los pantanos de la provincia afrontan el verano a tan solo el 18% de su capacidad, lo que supone casi cinco puntos menos que el año pasado, cuando estaban al 23,4%.
En Córdoba no llueve desde hace demasiado tiempo y todo se resiente, incluidas las reservas de agua, que no pasan por su mejor momento. Y es que, según los datos aportados por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), la mayoría pantanos de la provincia que afrontan estos meses de verano en situación de alerta e incluso secos, como es el caso del de Sierra Boyera, localizado dentro de los términos municipales de las localidades de Belmez, Peñarroya-Pueblonuevo y Fuente Obejuna y que ha dado de beber a 72.000 personas del Norte de la provincia de Córdoba repartidas en 27 municipios y 16 aldeas de las comarcas del Guadiato y Los Pedroches.
En total, el agua embalsada al inicio del verano en Córdoba suma 597 hectómetros cúbicos sobre los 3.411 posibles, constituyen una de las cifras más bajas de este siglo a estas alturas de año. de acuerdo a los datos que constan de la Confederación Hidrológica del Guadalquivir (CHG) consultados en el Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH). Hace justo un año, los los 13 embalses cordobeses acumulaban 777 hectómetros cúbicos -lo que supone ese 23,4%-, por lo que la situación no ha hecho sino empeorar a lo largo de los últimos 12 meses con la pérdida de 180 hectómetros cúbicos.
Esos volúmenes nada tienen que ver con los niveles óptimos registrados hace poco menos de diez años, según consta en el SAIH. Entonces, la provincia de Córdoba se hallaba en una situación óptima, al 94,45%, lo que llevó al organismo regulador de cuenca, incluso, a realizar desembalses. E incluso se queda muy lejos de la media de hectómetros cúbicos que a esta fecha arrojan de media los diez últimos años: esa media es de 1.936 hectómetros cúbicos; o lo que es lo mismo, el 58,3% de la capacidad de los embalses.
Volviendo al presente, los pantanos de Iznájar y La Breña II se encuentran al 29,36% y al 12,6% de su capacidad -la del de Iznájar es de 981 hectómetros cúbicos y la del de La Breña II, de 823-, respectivamente. El primero almacena a estas fechas 176 hectómetros cúbicos y el segundo, 104. En octubre de 2013, Iznájar, el pantano de mayor capacidad de toda Andalucía, llegó a estar al 80%, con 788 hectómetros cúbicos.
El de Iznájar, que es el de mayor capacidad de Andalucía con 981 hectómetros cúbicos, también es el más importante de la provincia de Córdoba en cuanto a abastecimiento, puesto que suministra a toda la zona Sur y a parte de la Vega, hasta sumar alrededor de 300.000 vecinos. Mientras, La Breña II es uno de las que más agua descarga para los cultivos de regadío de la zona, pero el que recibe menos aporte de agua por parte del río Guadiato, debido a su bajo caudal.
La CHG gestiona en la provincia 13 presas. Tras las dos citadas anteriormente, las que acumulan mayor volumen son Bembézar, con 48 hectómetros cúbicos –el 14,6% de su capacidad, que es de 328 hectómetros cúbicos–, y Guadalmellato, con 52 hectómetros cúbicos –el 35,3% de su capacidad, que es de 147 hectómetros cúbicos–.
El listado lo completan Yeguas, que acumula 60 hectómetros cúbicos (el 26,2%, ya que su capacidad es de 229 hectómetros cúbicos); Martín Gonzalo, con cuatro hectómetros cúbicos (el 4%, puesto que su capacidad es de 20); Arenoso, con 27 (el 16,1%, al ser su capacidad de 167); San Rafael de Navallana, que abastece a Córdoba capital, con 67 hectómetros cúbicos, el equivalente al 42,6% de su capacidad, que es de 157; Vadomojón, con 17 (el 11,6% de una capacidad que alcanza los 146 hectómetros cúbicos); Guadanuño, con 0 hectómetro (el 0% de 2 hectómetros cúbicos de capacidad); Sierra Boyera, que afronta también el verano totalmente seco, también con 0 hectómetros (el 0% de una capacidad que alcanza los 39 hectómetros cúbicos); Puente Nuevo, con 34 (el 12,1% de una capacidad que es de 281 hectómetros cúbicos), y el Retortillo, con 7 hectómetros (el 11,8% de una capacidad que puede llegar hasta los 61 hectómetros cúbicos).
Alerta
Estos datos llevan a una consecuencia: Córdoba inicia el verano camino de cumplir el ciclo hidrológico el 1 de octubre, en situación general que pudiera ser de “alerta” por la sequía que arrastra. La CHG tiene cuatro indicadores para medir el riesgo, según las reservas con las que cuenten los embalses. Así, el primero de ellos es el de “normalidad”, cuando no existe ningún peligro y los pantanos cuentan con un elevado porcentaje de agua recogida tanto para el abastecimiento como para el riego. Aquí se ubica el abastecimiento de Córdoba capital, una verdadera excepción. El segundo indicador es el de prealerta. Se trata de una escala que viene determinada cuando las reservas no son suficientes para atender dos temporadas.
La situación de alerta es el tercer estado determinado por la CHG en sus informes de sequía. Esto significa que no se puede llegar a cubrir el 100% de la demanda de dos años para consumo, mientras que para el riego solo puede cubrir el 60% de la campaña de un año y del 80% de otra. Así está el conjunto de la provincia de Córdoba, a excepción de los dos casos antes citados. El de emergencia es el último estado determinado por la CHG en caso de sequía. Un pantano alcanza esta categoría cuando no puede garantizar el agua por completo durante un año, mientras que en un embalse de riego la cobertura cae hasta el 60% en el mismo plazo de un año.