Martirio.
Yo creo que todos habremos pensado, e incluso debatido alguna vez, sobre la utilidad e importancia que tiene el Senado en España. Pues bien, situémonos.
23J, una fecha para apuntar en la historia de este país. La primera vez que se celebran unas elecciones en julio. Domingo. Me levanto y, a media mañana, me dispongo a ejercer mi derecho al voto. Llego a mi colegio electoral, me meto detrás de las cortinas y cojo dos papeletas, una de color naranja en la que marco las casillas del partido al que quiero dar mi voto y otra de color blanco. Meto cada una en su sobre correspondiente y me dispongo a votar. Hay dos urnas, una para los sobres de color naranja y otra para los de color blanco. Me identifico convenientemente y deposito cada una en su urna correspondiente. Me vuelvo a mi casa y espero. Llegan las 8 menos algo de la tarde y me dispongo a seguir el escrutinio por televisión. A las 8 en punto dan el resultado de una encuesta. Que si este ha ganado, que si el otro ha perdido, que si se podría juntar con este o se podría juntar con el otro. Al cabo de un buen rato empiezan a llegar algunos resultados. En un par de horas la cosa empieza a verse clara. PP sube, VOX baja, PSOE baja pero no tanto como se esperaba y SUMAR ni baja ni sube. Pero ninguno de los partidos tiene mayoría absoluta para gobernar en solitario, todos necesitan a otros. Me acuesto con el 95% de los votos escrutados y al día siguiente, ya con todo claro, todos están muy contentos por los resultados y, entre los partidos pequeños, empieza una subasta de votos para lograr la investidura del presidenciable.
Pero … ¿os acordáis de que ese día echamos dos papeletas, una naranja y otra blanca? ¿Qué ha sido de las papeletas naranja? ¿Alguien ha oído hablar, desde el domingo hasta hoy, de esas papeletas en alguna radio o cadena de televisión? Yo, por mi parte, no he oído ni he visto nada relacionado con ellas. Me he visto todos los informativos, todos los debates y nada, ¡nada de nada! Parece ser, según dicen, que eran para elegir al Senado, a los señores Senadores. Unos señores que se entretienen en juntarse de vez en cuando en Madrid y debatir unas cuestiones más o menos importantes, según ellos claro. Pero que, a tenor de lo que los han nombrado en esta última semana, más bien me parece que se trata de un chiringuito más para colocar a 266 amigos que vienen cobrando 42.700 € al año (unos 3.500 € al mes) más indemnizaciones y complementos, es decir, una pasta.
Pues no, no han dicho ni mu de nuestras papeletas naranja. Estos señores Senadores ni pinchan ni cortan y, si no son ni chicha ni limoná ¿para qué los queremos? Me parece a mí que en este país sobran muchos políticos y faltan currantes de verdad.